Presentación

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lunes, 22 de mayo de 2017

Camino que no camino

Unos pies que van sin pasos
y no saben dónde van,
no pueden nunca saberlo,
no saben dónde llegar.
En ese camino falta
la orilla fiel del sendero,
dejando en las soledades
al caminante moreno.
No va solo, va con nadie.
Ni siquiera va consigo.
Caminando así el camino
es caminante dormido;
como duermen las abejas
o las hojas de las flores:
dormir sin estar durmiendo
olvidando sus olores.
Así caminan los robles
y las montañas nevadas:
nos siguen como la luna,
nos siguen sin hacer nada.
Y el hambre, maldita hambre,
no está ni en el contenido
ni en el cuerpo ni en el alma.
Ya no come. Ya no vive.
No tiene ningún sentido.
Así vivir y no estar
es no morir para siempre,
es respirar sólo muerte.

Si la vida quisiera
yo amaría a muchas mujeres,
o incluso sólo a una,
pero la vida no quiere;
no quiere que yo la viva
porque si la vivo muere.
No quiere que mire el mundo
como, de Dios, el conjunto.

Dios, ¿por qué no me has dado
el consuelo y el descanso?
¿Será que del otro lado
no estás y nunca has estado?
Te escondiste de mi vista
y me tapaste los ojos,
me sacaste el corazón
y te lo llevaste lejos.
Seguro no eres tan bueno,
porque si acaso lo fueras
no tendría que estar llorando,
deseando que disolvieras
mi ser en la eterna nada,
de donde un día me sacaste.
Yo nunca te lo pedí
y ahora sufro por tu culpa;
sufro y tampoco siento
—no sé cómo eso es posible—,
deseo que en un día la tumba
de morir y vivir me libre.
Una vez cruento destino
se vea por fin sucedido
quisiera verte a los ojos
para que veas por ti mismo
lo que no viste en la cruz.
No me digas que te quiera.
No me digas que soy tú.
No me dejes verlo todo
porque no anhelo esa luz.

Mamá y papá me dijeron
que buscara una mujer,
que la amara y protegiera.
Pero yo no puedo hacerlo,
no tengo en mí ese poder:
no puedo amar y querer.
No quiero nada del mundo:
ya nada puedo perder.
Quisiera querer algo,
aunque fuera estar enfermo,
o estar triste y desahuciado,
pero ni eso siento.
¡Ah, cómo lo lamento!
Lamento estar en la tierra,
reniego de haber nacido.
Me paro y miro el camino
y miro porque no miro.



Talio



Pretexto texteado: sigo en las mismas condiciones, pero borrarles de mi mente no he podido. Así que, por favor, les ruego me disculpen.

Gracias, mis queridos amigos.

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