El
hacer es hacer si en libertad
reconoce
el impulso voluntario
de
la vida, ese espacio milenario
que
existe y que no existe de verdad.
Es probable que vívamos atados
a
la idea de ser libres y ser nuestros
(ser
de vida nuestros propios maestros).
Sólo
así nos sentimos liberados.
Mas no falta en la vida la atadura
de
sentir libertad en cada paso;
en
soltar hay prisión para el abrazo.
Rechazar sin dudar la vida dura
es
la impronta de la calamidad.
Sufrir:
nadie; todos: la libertad.