Bienvenido a donde el tigre nunca duerme,
donde está al acecho de todo lo que viene;
el tigre no duerme porque puede
hacer que su vivir sea lo que teme.
Siempre se temerá a lo que se quiere.
Bienvenido a la crucifixión en viernes,
ese viernes que dura para siempre,
donde la noche en nuestras espaldas se cierne;
donde siempre nuestro ayer se llama jueves,
donde el mañana espera eternamente.
Bienvenido a donde la vida nos hierve
entre besos, puños, sudor en la frente,
entre sexo, lluvia y sensación de muerte;
hierve en nuestras venas viento fuerte
que a toda voluntad libre nos mueve.
Bienvenido a donde la belleza llueve,
a donde se inunda todo vientre
de abejas de esperanza y de sus mieles.
Bienvenido a donde la bondad nos duele.
Bienvenido a donde la verdad se tiene.
Glauco