Presentación

Presentación

domingo, 30 de septiembre de 2018

Noches blancas (parte VI)


El sol y la luna juntos
juntan hombres y mujeres,
convierten llanto en placeres,
y todos nuestros asuntos
ya no se tratan por puntos.
Lástima que poco dura
la noche con su blancura.
De nuevo la soledad
se regresa a su lugar:
hombre solo y sin cordura.

Glauco

sábado, 29 de septiembre de 2018

Noches blancas (parte V)


¿De qué podrán platicar
dos chicos desconocidos?
¿Se sentirán confundidos?
Es duro de imaginar
el no saber saludar;
no saber si es de mañana,
no saber si la lejana
luna está alumbrando el día.
Se charla por la alegría
de estar las bocas cercanas.

Glauco

viernes, 28 de septiembre de 2018

Noches blancas (parte IV)


Una muchacha olvidada,
que reconoce la sombra,
no se alegra ni se asombra
con la mañana estrellada,
no piensa ni siente nada
hasta que las dos estrellas,
olvidando su querella,
le hacen mirar a los ojos
a alguien lleno de despojos
pero con un alma bella.

Glauco

jueves, 27 de septiembre de 2018

Noches blancas (parte III)


Un muchacho solitario
disfruta el nocturno día
henchido en la compañía
de la cual carece a diario
Convertido en emisario
de la alegría matutina,
por la penumbra camina
cantando cantos de amor.
No existe nada mejor
que la nueva noche albina.

Glauco


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Noches blancas (parte II)


El sol conoce a la noche
y la noche se enamora,
sabe que a partir de ahora
todo acto será derroche,
cada beso será un broche
que sellará los amores.
Tiempos enamoradores
son los de las noches blancas
que sacan de entre las zanjas
los sentimientos mejores.

Glauco


martes, 25 de septiembre de 2018

Noches blancas (parte I)

En el solsticio la luna,
la del círculo polar,
por fin se pone a bailar
pues la luz no es sólo una.
Se cena y se desayuna,
se recuesta y se levanta,
se contiene y se atraganta,
como en la playa un ola.
La gente ya no está sola
durante las noches blancas.

Glauco


lunes, 24 de septiembre de 2018

Mereces

Contar tus suspiros quiero,
cuando salen de tu boca
nuestros nombres evocan
y escapan como oso fiero.

Mi alma te quiero entregar
para que no tengas calma:
en esta noche la palma
de tu mano me hará vibrar.

Contar deseo las estrellas
y darte las más hermosas,
hablarte en verso y en prosa y
dibujar tus formas bellas.

Te mereces mis sonrisas,
también mis besos sinceros.
Son tus ojos dos luceros
que el mundo entero realizan.

Porque tú eres todo-eso
y yo me encuentro en la nada.
Una historia, un cuento de hadas,
se selló en el primer beso.

Y si aún no te convences,
escúchame por favor:
ten sueños con nuestro amor
tú que todo lo mereces.

Glauco
(Escila)



sábado, 22 de septiembre de 2018

Yo soy el malo

Les doy mi corazón a los que puedo
con todas mis pasiones nocturnales.
Les doy mis ignorancias desiguales
llenándoles el alma de un gran miedo.

Invito a la maldad y al desenfreno
pues no quiero que sufran lo que sufro;
les tapo con la capa que me cubro:
el amor que no es malo y que no es bueno.

Yo quiero dar amor para que tengan
algo que dar que no los deje solos,
que no deban llorar pues ya yo lloro

en su nombre para que ya no sientan
tristeza y sean buenos y muy amados;
para que ellos sean buenos, yo soy malo.

Glauco


viernes, 21 de septiembre de 2018

Ciervo herido

Yo tengo un sentimiento y un sentido
y no sé si su origen es divino,
no sé si sea la suerte o el destino
que me llaman a volverme ciervo herido.

Mi oración se consume en un gemido
volador, sin sendero, sin camino,
sin error, sin horror ni desatino.
Me quiero consumir donde tú has ido.

La ruina de mi cuerpo se levanta
haciendo de mis labios una ruina,
rezando una oración alabastrina.

En mármol se endurece mi garganta,
frenando la oración que a Ella le rezo
para brindar a Dios mi canto ileso.

Glauco


jueves, 20 de septiembre de 2018

Tiembla

A la orden de la tierra empezó el sismo
abriendo grietas en los corazones,
mas nadie las sintió pues los terrones
de tierra y de concreto hacían lo mismo.

La tierra se cimbró como se cimbran
las pasiones del alma en las edades
que pasan; entre males y bondades
las voces se hacen una y así timbran.

El telúrico baile no derrumba
las ganas de bailar en los jardines
que se han modificado en los confines

del horror que en el futuro retumba.
El alma se transforma cuando tiembla
en un jardín donde la paz se siembra.

Glauco



miércoles, 19 de septiembre de 2018

El diablo

Creación y no-creación tú siempre has sido.
No te veo en el listado de los días
y no sé si desde antes ya existías.
Siempre has sido un misterio enmudecido.

No sé si al separar a las tinieblas
de la luz tú surgiste en la penumbra,
o surgiste del Dios que nos alumbra;
como sea tú propagas una niebla.

La niebla cubre todo cuanto existe
y el pecado así se fortalece,
complaciendo a tu envidia, que más crece.

El ángel consentido de Dios fuiste
mas pudiste ser tentación del sabio;
tentarte es tentar a Dios y al diablo.

Glauco



martes, 18 de septiembre de 2018

Las rosas dan un beso a la nariz

Hay unos ojos buscando unos pasos
en lugar de buscar una cabeza,
será que los agacha la tristeza y
la nostálgica espera de unos brazos.

En unos brazos cuelgan unas manos
que un arreglo de flores atraviesa,
esas flores son para una princesa
oculta entre los pies de sus hermanos.

Así unos ojos disparan la feliz
mirada al encontrar a la damita
y el arreglo entre unos brazos palpita.

Esas rosas dan un beso a la nariz
de los pasos que guiaban la mirada
que ahora tienen a la dama abrazada.



Glauco




lunes, 17 de septiembre de 2018

Amaneceres (parte III)

Mira mi amor que ya voy caminando
un sendero ataviado de cien luces
como flores, como nichos y cruces
delirantes, difusas desde cuándo.

Mira mi amor cómo se forja el canto
atravesado de los pajarillos,
que atraviesa cual rayos los visillos
haciendo un haz de luz sin saber cuánto.

Mira mi amor: la aurora es un remanso
plasmado para siempre en las historias,
historias que conforman mil memorias.

Amanecer es algo que no alcanzo,
se lleva a lo alto el sol como una noria,
bañando todo el mundo con su gloria.


Glauco




domingo, 16 de septiembre de 2018

Desde ahora: Glauco

La musa de la comedia
dió sustento a mi bautizo
como escritor primerizo,
mas ahora la tragedia
que mi dolor no remedia
de nombre me hace cambiar.
¿Cómo me habré de llamar?
Mi corazón les responde
que Marcos ahora se esconde
tras de Glauco el dios del mar.




Glauco





Siento

Siento de un hombre la muerte
en lo profundo del pecho
y mi corazón deshecho
en bazofia se convierte.

Siento de un hombre la ausencia
en lo más hondo de mi alma
y se me escapa la calma
llevándose mi querencia.

Siento que el hombre se aleja
dejándome abandonado,
siendo un hombre desquiciado.

Siento que el hombre me deja
marchándose con el viento;
yo soy ese hombre que siento.




Talio





Celos

Van contigo las miradas
de cientos de caballeros,
que van dejando agujeros
en mi pecho, cual espadas,
y entre heridas y estocadas
destrozando mis anhelos,
aún dedico mis desvelos
a pensar que tú eres mía.
Antes de ti no sabía
lo que se sienten los celos.

Celos del sol que te toca,
del mar que a veces te baña,
celos también de la caña
que se pasea por tu boca,
boca que me vuelve loca
la mirada y la mordida.
Preso de ti, sin salida,
ya no puedo soportar
que otros te puedan mirar
mientras yo pierdo la vida.

La vida vale muy poco
cuando no te estoy mirando,
es como no saber cuándo
estoy cuerdo o estoy loco.
A mis pasiones convoco
para olvidar ese juego
pero no funciona, y luego
de mucho pensarlo
no logro disimularlo
y vuelvo a encender el fuego.




Talio





viernes, 14 de septiembre de 2018

Amaneceres (parte II)

Cien ojos que vislumbran cien destellos,
destellos que iluminan un paisaje,
transformando la luz en una imagen
bañada de tus dorados cabellos.

Una avalancha de oro, un atropello
que con su fuerza da comienzo al viaje,
un viaje sin impuesto y sin peaje
que pagará con el viaje más bello.

El viaje más bello transforma en sello
la imagen que cien ojos parpadeantes
filmaron para el ahora desde el antes,

así el amanecer se vuelve huello
de cientos de visiones trepidantes
que plantan los pies de los caminantes.




Talio





jueves, 13 de septiembre de 2018

Amaneceres (parte I)

Mira mi amor que miro todo el día,
en las constelaciones siderales,
mil fraguas de las luces matinales,
mil notas de una sola melodía.

Mira mi amor que estallo en alegría
al ver entrar los rayos marginales
que caen sobre la sombra cual caudales
creando un claroscuro, una agonía.

Mira mi amor que tanto miraría
el cielo sobre el cielo de los mares
si no uno, sino cincuenta pares,

como Argos que a la vaca defendía,
tuviera para ver en los ayeres
el hoy en futuros amaneceres.




Talio






miércoles, 12 de septiembre de 2018

Muchacha que camina

Gaviotas que a mis ojos hipnotizan,
descienden en los mares del asfalto,
para ir hacia adelante van a lo alto
y desde lo alto bajan y aterrizan.

Cual peces voladores dan un salto
y van al mismo paso que la brisa,
paso que no se agita por la prisa,
se agita por la calma y por su asalto.

Así en el mar de asfalto van nadando,
mandándole un saludo a la vecina
mirada que me pongo y me fascina,

mirada que en el vuelo va buscando
la dirección de esa energía divina
que ostenta esa muchacha que camina




Talio




martes, 11 de septiembre de 2018

La bala y la pluma

En una abismal caída
dos objetos se encontraron:
una muerte y una vida
viajando hacia el mismo lado.

La vida caía cual pluma
perdida en el aleteo,
como se pierde la espuma
al contacto con un dedo.
Iba sin rumbo en la bruma
de ese profundo avispero,
caía cual rayo de luna
que cae al planeta entero.

La muerte caía pesada
como bala de cañón,
fuerte, fúrica, aventada
contra la sombra del sol.
Iba directo a la nada
del abismo sin calor,
caía como cae la espada
sobre el impío corazón.

El abismo era nuboso,
envolvía todo en sí mismo,
pacífico y peligroso,
con un manto de egoísmo.
Cubría tanto, cubría todo,
con su oscuro heroísmo,
mientras dejaba sólo
lo nuboso del abismo.

La caída, aunque la misma,
daba un sentido distinto,
a la muerte y a la vida,
al sentido y al instinto.
Marca el camino y la vía
con vehemencia y con ahínco,
marca la noche y el día,
marca el camino al recinto.

Pluma y bala iban cayendo,
cada una con su ritmo;
la muerte iba, iba creciendo,
la vida era un fuego extinto.



Talio