Presentación

Presentación

martes, 30 de abril de 2019

De pequeño

De pequeño yo soñaba
con convertirme en bombero,
soñaba apagar la llama
imaginaria del suelo.
De mayor mi llanto clama
por no saber lo que quiero.

De pequeño yo quería,
con rama vuelta macana,
convertirme en policía
y proteger a mi hermana.
De mayor la vida mía
se pierde a media mañana.

De pequeño un buen soldado
me miraba en el espejo,
con casco de olla enfundado
y de rifle un bastón viejo.
De mayor vivo asustado
de rechazar mi reflejo.

De pequeño iban mis pasos,
al ritmo de un bailarín,
avivando los ojazos
de mis tías en un festín.
De mayor abro los brazos
buscando abrazar el fin.

De pequeño ser cantante
era toda mi ambición,
con sombrero y fino guante
cantaba cualquier canción.
De mayor no creo que aguante
el latir del corazón.

De pequeño ser un ave
era mis más grande sueño,
volando y cantando suave,
sin cadenas y sin dueño.
De mayor ya no se sabe
lo que se lleva en el rueño.

De mayor más me interesa
ser un niño, más por miedo
que por buscar la pureza,
y buscar tampoco puedo.
De pequeño en mi cabeza
sólo hacía presencia el cielo.

Glauco

lunes, 29 de abril de 2019

El cofre del enamorado

Voy a robarte un besito
delante de tus papás,
si puedo robarte más,
cometeré ese delito;
sabes que lo necesito.
Te robaré algo de piel
y también algo de aquel
suave y sedoso cabello,
robaré algo de tu cuello,
envuelto en sudor de miel.

Voy a robar tus cajones
para asaltar los aromas
qué de ti a veces asomas
entre blusas y blusones,
chaquetas y pantalones.
Encantaré mis sentidos
con los bienes obtenidos,
y cuando menos saber
a qué huele una mujer
cuando uno nunca la olido.

Voy a robarte la paz
con un arma silenciosa,
te preguntarás qué cosa
no verás ya nunca más.
Vivirás en el “jamás
pensé que esto pasaría”,
no tendrás un solo día
de calma y de diversión,
será mío tu corazón
y también tú serás mía.

Y de todo lo robado
haré un tesoro en la arena.
“La mujercita más buena
yace en este decorado
cofre del enamorado”,
leerá quien quiera tomar
lo que me pude robar.
Mas nadie podrá tenerlo,
ni siquiera podrán verlo,
pues sólo yo te sé amar.

Glauco

viernes, 26 de abril de 2019

La fragua de tu mirada

Un día encendiste el brillo de la sombra
que abajo de tus cejas todo mira,
el fuego entre tus pestañas respira
y a todo lo mirado va y asombra.

Se funde el mundo con tus ojos de fogón,
forjándose otro mundo en fuego nuevo.
En ese nuevo mundo yo me muevo,
con un nuevo y fundido corazón.

Me has visto y con el fuelle crece el fuego
que aviva en mí la vida con la llama
nacida en la belleza de tu alma.

La lumbre de tus ojos es el riego
que cae sobre mi vista enamorada.
Bendita la fragua de tu mirada.

Glauco

jueves, 25 de abril de 2019

Serrat

La voz de un catalán que habla con versos
adorna las memorias del pasado,
le canta al barrio y al enamorado,
seduce a la belleza y le da besos.

La libertad, su herencia y su camino,
le hace gritar con ritmo y armonía
un himno, un madrigal o una elegía;
un grito grácil, delicado y fino.

Lo mismo canta para el subterráneo
que para la mujer piel de manzana,
le canta al nuevo día, a la gran mañana.

Su canto, brisa del mediterráneo,
habrá de conservar la misma edad.
La voz que canta es la voz de Serrat.

Glauco

miércoles, 24 de abril de 2019

Vinieron a hablarme de ti

Vinieron a hablarme de ti,
me contaron tantas cosas,
tanto que yo nunca vi,
tanto que creo que son todas
tus fabulosas historias.

Vino un suspiro a mi pecho
y le habló a mi corazón,
le dijo que desde adentro
se sentía mucho mejor
el sonido de tu voz.

Vino tu voz y me dijo
que no le gusta salir
si no es para estar conmigo,
si no es para estar aquí
cubiertos de azul añil.

Vino el añil a contarme
de un cielo azul que cobija
las mañanas y las noches,
las semanas y los días,
por doquiera que caminas.

Vino el camino y, vibrando,
dijo sentir cómo vibra
cada paso que has dejado
al andar por cada vía
luciendo toda tu vida.

Vino tu vida diciendo
que tú te comprometías
a seguirla viviendo
conmigo todos los días;
eso yo ya lo sabía.

Vino la sabiduría
y me contó de Odiseo,
me contó que ella creía
qué todo lo que yo veo
contigo jamás es feo.

Vino una hebra de tu pelo
a decirme que la lluvia
de caricias de mis dedos
es una tormenta turbia
que todo moja y todo turba.

Vino un ciclón de miradas
que gira a tu alrededor,
me dijeron que tú hablabas
siempre de mi gran amor,
siempre con esplendor.

Vino tu dulce memoria,
me dijo que no te olvide,
me dijo tu emoción toda,
me dijo cuánto me sigues,
me dijo cómo vivirte.

Vino también tu vientre
a contarme de la fragua
fundidora del caliente
sudor, y en vapor de agua
lo convierte y no lo yaga.

Vino tu jardín de aromas
a charlar con mis perfumes,
les dijo que tú te asomas
a mi nariz y los hundes
en la memoria de Funes.

Vino el pecho de tu madre
a decir que me cuidara
de tu beso y tu desgarre,
pues siempre que tú me ames
me besarás con mucha hambre.

Vino un antiguo juguete,
un osito de tela,
y me abrazó muy fuerte,
dijo que nunca te duela
que nunca jamás te pierda.

Vino también tu aposento
a suplicarme que fuera
a calmar tu sentimiento
que te convierte en fiera,
me dijo que te quiera.

Vino un indómito sueño
del que soy protagonista,
me dijo que soy tu dueño,
que soy todo en tu vista,
que para amarme estás lista.

Vino a contarme tu espejo
que te miras para mí,
que tu belleza es reflejo
de lo que soy para ti,
que contigo he de vivir.

Vino tu foto con todos
los que vinieron a hablar,
me dijo de varios modos
que deberíamos llegar
donde se encuentra el amar.

Vino al último tu boca,
a decirme sin palabras
que todo lo que te toca
son los amores que labras,
dónde jamás te acabas.

Vinieron a hablarme de ti,
me contaron tantas cosas
y yo sólo respondí
que mis pasiones son todas
nuestras, nuestras historias.

Glauco

martes, 23 de abril de 2019

Me regalaste una flor

Me llevaste a caminar
y el camino se abrió,
después de varios pasos
me regalaste una flor.

Había lluvia en las calles,
empapando el calor,
deteniendo la lluvia
me regalaste una flor.

Sus pétalos son eternos
y sus colores perennes,
tiene un vaivén sereno
y un aroma a “para siempre”.

Me tomaste la mano
y tu mano me arropó,
en sudor de celofán
me regalaste una flor.

Diste un soplo a mí boca,
ninfa de todo mi amor,
me regalaste una joya,
me regalaste una flor.

Me regalaste una flor
bella entre tantas flores.
Me regalaste una flor,
morada de mis calores.
Me regalaste una flor
de placeres y clamores.
Me regalaste una flor,
cuna de mil colores.
Me regalaste una flor.
Me regalaste una flor…

Glauco

lunes, 22 de abril de 2019

Vida de preguntas

De niño preguntaba por qué la gente muere
sin haber hecho nada que les quite la vida.
También me preguntaba por qué la gente quiere,
por qué la gente ama, si eso les lastima.

De niño las preguntas eran las más sinceras
compañías de mis días, me hacían tener sentido
y tener alegrías. Esas, mis compañeras
entre risas y llanto formaban mi camino.

Preguntas sobre el mundo y sobre lo que pasa:
¿quién llueve cuando llueve, las nubes o la lluvia?
¿qué hace al hombre ser hombre, sus gracias o su raza?
¿qué niña es más bonita, la morena o la rubia?

De todo hacía preguntas, de nada respondía.
Buscaba en los ancianos, en las letras perdidas,
en los que llaman sabios y en los que no sabían.
Entre tantas respuestas, las preguntas de olvidan.

Crecí haciendo preguntas y ellas también crecieron,
ya no eran sólo lluvia, ni la niña bonita,
lo que me preocupaba, me preocupaba el cielo
y todas sus estrellas: la existencia infinita.

También me hacía preguntas sobre la inteligencia,
sobre las mil caricias que nunca recibí,
si era necesario examen de consciencia,
si había una recompensa de todo lo que di.

Crecí y seguí creciendo, creyendo en las respuestas
que me daban contento y mantenían en paz
mi hambre de pregunta. Las respuestas supuestas
tampoco me sacaban, tan sólo me hundían más.

Conocí en la respuesta mucha sabiduría
y supe en la pregunta que sólo era soberbia.
Lo que me volvía sabio en verdad no lo hacía,
me convertía en estatua que nunca se conserva.

Preguntas más valiosas nublaron mis mil dudas
de la infancia inocente con su oscura neblina.
Ya daba mis respuestas como quien brinda ayuda,
sin saber que la ayuda es niebla blanquecina.

Preguntaba respuestas supuestamente buenas
como aquel que cosecha desde antes de la siembra.
Lástima que el arado no siega las avenas
y que ante la verdad, la suposición tiembla.

Supe de un nuevo mundo oculto en el pasado,
vivido en el presente, posible en el futuro.
Era un mundo dudoso, en la fe sustentado,
con un poco de ciencia y otro poco de augurio.

De niño preguntaba lo mismo que de adulto,
de grande ahora pregunto lo mismo que en la infancia.
Pregunto porque creo que hay algo grande oculto,
pregunto porque adoro la ciencia y la vagancia.

Hago preguntas tontas y otras de gran valor.
Pregunto por lo justo y por la caridad.
Pregunto por el odio, también por el amor,
pero siempre preguntó con ansias de verdad.

Glauco

domingo, 21 de abril de 2019

La nueva mañana

Se ha encendido el lucero matutino
y la vida no puede ser más bella;
belleza y majestad nos atropellan
con un canto sublime y angelino.

Bendito Adán, también bendita Eva,
que en la desobediencia, su pecado,
encontraron sentido a lo creado
y la esperanza de la creación nueva.

El sol es nuevo y ahora nos anuncia:
—no hay sombras ni tinieblas en su vía,
sólo está el firmamento y su alegría.

Ya todo es bendición que se pronuncia,
recuerda al Corazón crucificado
por nuestro corazón resucitado.

Glauco

sábado, 20 de abril de 2019

Los sueños

Los niños sueñan ser grandes
y los grandes con ser niños,
ambos sueñan con cariños
de esos que en lo alto se blanden
y hacen que los sueños anden.
Los niños sueñan que vuelan
y los grandes se consuelan
con soñar que hay un camino.
Soñar es nuestro destino,
aunque el destino nos duela.

Sueña amores la mujer
y sueña amores el hombre,
y tras sus sueños se esconden
los secretos del querer.
Los sueños los hacen ser
una multitud de amantes:
los caballeros galantes
y las damas delicadas.
De tantas cosas soñadas
el amor es lo constante.

Quizá también sueña el perro
que no es distinto al humano,
que reconoce a su hermano
y que llorarán su entierro;
sueña que el collar de hierro
no lo ata ni lo esclaviza,
el collar lo formaliza
como parte de la casa.
El sueño del perro pasa
incomprensible, de prisa.

El malo sueña maldades
de bondades disfrazadas,
y las bondades soñadas
por el bueno son mitades
de verdaderas bondades.
¿Cuál es malo y cuál es bueno?
Ambos llevan su veneno,
unos fuera y otros dentro.
Lo que llevan en el centro
es la voluntad del sueño.

Sueña el sano que está enfermo
y el enfermo que está sano.
Con sólo estirar la mano
florece el terreno yermo
y en ese sueño me duermo.
Es mejor poder creer
que en realidad puede haber
una herida que no mata.
En el sueño se desata
la muerte y el padecer.

Sueña Dios que obedecemos
a vivir con caridad,
mas buscamos la verdad
y al buscarla nos perdemos.
Qué vivimos, no sabemos,
tampoco lo sabe Dios,
en una lucha feroz
de divina voluntad
y de humana libertad
está el sueño de los dos.

Adán se quedó dormido
por la mano del señor.
De su costilla el amor
hubo en su sueño surgido:
el matrimonio ha nacido.
Mas un sueño y nada más
es donde todos están.
No es real lo que vivimos
pues todo lo que sufrimos
fruto es del sueño de Adán.

Glauco