¿Cuántos corazones se habrán roto
al escuchar la negación tajante
de su deseo de hacerse con el otro
huella, paso, camino y caminante?
¿Cuántos silencios se habrán olvidado
detrás de la risa que esconde el llanto
y los congela, los deja de lado
sin faz de maldición ni alma de encanto?
¿Cuántos sentimientos de vergüenza
habrán germinado tras el rechazo
de aquellos que somos y de la inmensa
muerte moral que damos al fracaso?
¿Cuántas memorias se hallan escondidas
en plantas, calendarios y roperos
mientras la gente las da por perdidas
y tapa con ficción los agujeros?
¿Cuántos besos se habrán desencantado
en el fuego perenne de otros besos
y al besarse saberse desechados
entre olvidos, anhelos y embelesos?
¿Cuántas sendas se habrán arrepentido
de forjarse a la sombra de las huellas
donde todo destino está dormido
y no llega jamás a las estrellas?
¿Cuántas lluvias de lluvia habrán llenado
los jarrones, los cántaros y vasos,
cual si fueran tormentas del pasado
que escurren entre besos y entre abrazos?
¿Cuántos llantos habrán de ser señal
de que el mundo se encuentra en lo profundo
de un abismo, que roza su final
y pronto dejará de ser el mundo?
¿Cuántas frases habrán de silenciarse
en el vicio de besos y caricias
que consume a los ávidos de amarse
convirtiendo su amor en injusticia?
¿Cuántas dudas habrán de germinar
en preguntas benéficas y honestas,
que conviertan el don de preguntar
en el don de llegar a las respuestas?
Glauco