Presentación

Presentación

lunes, 30 de septiembre de 2019

Despierta la realidad

Cuando la noche se duerme
se duerme la oscuridad,
se duerme el miedo a la muerte,
despierta la realidad.

Con la realidad despierta
despierta la multitud
y no existe quien se duerma
entre los rayos de luz. 

Dormido está el corazón
de la mujer que desea,
despierta su sensación
cuando, despierta, olea.

Dormida va la mirada
siempre mirando hacia adentro,
despierta y alborotada
va pasando en todo el pueblo. 

Dormidito pajarito
no canta no dice nada,
despierto canta bonito
adornando la mañana. 

Dormido el color floral,
oculto en el velo negro,
despierta para pintar
de mil colores el cielo.

Cuando se despierta el día
suceden miles de cosas,
unas feas, otras bonitas,
unas muchas, otras pocas. 

Cuando se duerme la noche
suceden cosas y más:
experiencias y derroche
que hacen posible soñar. 

Glauco

sábado, 28 de septiembre de 2019

Mirándote a través de mi cristal

Mirándote a través de mi cristal,
salivo tu sabor y hago un océano,
no sé si es el sabor imaginado
o es el océano que me sabe a sal. 

También oigo el oleaje de tu aliento
que va y que viene por tu boca abierta,
imaginándome tu piel cubierta
por tu sudor y por tu movimiento. 

Te miro oculto tras de mis cortinas,
te agito en mis miradas de deseo,
te agito y miro y más te saboreo. 

Saboreo tu sudor cuando caminas.
Siento un mar de sabores en la boca
que atrás de este cristal toda te toca. 

Glauco

viernes, 27 de septiembre de 2019

El tonto

Camina muy veloz pero sin prisa,
camina un paso firme pero extraño.
Su soledad no es la del ermitaño;
tiene más fe que la sacerdotisa.

El mundo lo recoge como vago,
lo cubre más que los enamorados.
Con la cabeza gacha cual colgado
oculta más de lo que sabe el mago. 

En su camino sube cuando baja,
se tambalea en el pie del voladero;
cayendo hasta el final es el primero. 

Es el más misterioso en la baraja,
aquel que va y desaparece pronto;
no existe nada que limite al tonto.

Glauco

jueves, 26 de septiembre de 2019

Morimos y vivimos

Quisiera tantas cosas, tantas cosas quisiera,
quisiera algo de espera, quisiera el infinito,
quisiera el infinito, quisiera algo de espera.
Todo lo que quisiera, todo eso necesito. 

Requiero más pasiones, más pasiones requiero,
requiero un derrotero, requiero agua bendita,
requiero agua bendita, requiero un derrotero.
Todo lo que requiero, todo eso me marchita. 

Se muere mi mirada, mi mirada se muere,
se muere cuando quiere, se muere sin querer,
se muere sin querer, se muere cuando quiere.
Se muere mi mirada, muere sin poder ver. 

La vista mira muerta, muerta mira la vista,
la muerte da la pista, la muerte da el sentido,
la muerte da el sentido, la muerte da la pista,
de todo lo mirado y todo lo vivido. 

Vivimos el futuro, el futuro vivimos,
el presente morimos, morimos el presente,
morimos el presente, el presente morimos.
Morimos y vivimos. Vivimos en la muerte. 

Glauco

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Romance de un obrero soñador (parte III)

Se cruzaron las miradas
con destructora violencia,
una estaba enojada,
la otra llena de dolencia. 

Los ojos no decían nada
y las bocas temblorosas
preparaban la estocada
hecha de versos y prosas. 

Un "hola" se atravesó
en esta cruenta batalla,
justo en medio se paró,
donde la batalla estalla. 

Era el hombre del abrazo,
el, otrora, vencedor,
el que eclipsaba el ocaso
con su mirada de amor. 

El obrero, al otro lado,
no supo qué responder,
se mostraba empecinado
en poseer a la mujer. 

–Tú me hablaste en la mañana.
–Fue por pura compasión.
–Pensé que era una ventana
para ver tu corazón.

–Ya tengo quien mire allí
y no quiero a nadie más.
Ahora lárgate de aquí
y ya déjanos en paz.

El hombre se marchó así
sin más ni más, cuesta abajo.
Se decidió a no salir
nunca más de su trabajo.

Glauco

martes, 24 de septiembre de 2019

Romance de un obrero soñador (parte II)

Un día como otro cualquiera,
al tomarse su recreo
sintió cual mirar de fiera
un suspirar, un deseo. 

Esperando que se fuera
sonrió con gentileza
(sonrisa poco sincera
de quien teme ser la presa).

Seguir sonriendo no pudo,
mejor se marchó a su casa,
cuando de pronto un saludo
cruzó por toda la plaza. 

¡Oh, bendita educación,
llevándonos a otro lado,
a saludar la llevó
a ese obrero enamorado! 

El saludo le dio paso
a una charla sin igual,
de esas que no tienen caso
pero no notan el mal. 

Él ofreció compañía,
pasar con ella la tarde,
mas ella con ironía
de su desdén hizo alarde. 

Más tarde, hasta su ventana,
llegó el rostro de su amado,
le contó de esa mañana
todo lo que había pasado. 

La abrazó de forma ufana
y susurrole un "te quiero",
mientras en la calle plana
iba pasando el obrero. 

Glauco

lunes, 23 de septiembre de 2019

Romance de un obrero soñador (parte I)

Nacido en la servidumbre
vio la libertad en ella: 
muchacha con piel de lumbre
y con alma de centella. 

De libertad se recubre
cuando piensa en sus abrazos.
No mira a la muchedumbre,
camina miles de pasos.

Así se marcha al trabajo
con vistas hacia el futuro,
sabiendo que no hay atajos
y que el provenir es duro 

Una vez en el taller
se consume en el deseo
de pasar por la mujer
para ir a dar un paseo. 

Trabaja mucho, se esfuerza,
mas no deja de pensar
en esa cubierta terza
y en que la ha de acariciar. 

Sigue y sigue la jornada,
sigue y sigue con el sol,
sigue él pensando en su amada,
en su esfuerzo y en su amor. 

Sin descanso y sin comida,
sabe que está por llegar
la hora de la salida
y en ella la libertad.

Camina por la avenida,
desempolvando su rostro…
La mujer está rendida
en la mirada de otro.

Glauco

domingo, 22 de septiembre de 2019

Porque la vida sigue

Perdóname si te he dejado sola.
Perdóname por irme de tu lado.
Perdóname el arrastre de la ola.
Perdóname por el llanto llorado. 
Perdóname que apague la farola.
Perdóname ser dardo envenenado.
Perdóname por no morirme en ti.
Perdóname por ir como me fui. 

Perdóname por mutilar tu pasto.
Perdoname la música de adiós. 
Perdóname por deshacer mi rastro.
Perdóname por dividir en dos. 
Perdoname no ser eterno abasto.
Perdóname por darte muerte atroz.
Perdóname por no saber quererte.
Perdóname por destruir tu suerte. 

Perdóname por darte tantos besos.
Perdóname por todas las miradas.
Perdóname por mis deseos traviesos.
Perdóname por las caricias dadas.
Perdóname por afilar tus huesos. 
Perdóname por dormir en tu almohada.
Perdóname por desnudar tus brazos.
Perdóname por adornar tus pasos. 

Perdóname por dar contra tu pecho. 
Perdóname sin ninguna razón. 
Perdóname por el amor deshecho. 
Perdóname el parar tu corazón. 
Perdóname por caminar derecho. 
Perdóname por pedir tu perdón. 
Perdóname porque el perdón se vive.
Perdóname porque la vida sigue. 

Glauco

sábado, 21 de septiembre de 2019

A veces creo ser un moderno Job

Hubo una vez, debajo de mis cejas,
que desaparecieron tantas cosas,
sentí que había perdido siete esposas,
mis hijos, mis tierras y mis ovejas.

Y así, aunque no tenía nada de eso,
perdí todas las luces de mis ojos.
Lo perdí todo, quedando en despojos,
quedando solamente carne y hueso. 

Soy en la perdición hombre perdido,
una gota de lluvia en aguacero,
un último que no será el primero,

un corazón latiendo sin latido,
algo de amor muriendo en desamor.
A veces creo ser un moderno Job. 

Glauco

viernes, 20 de septiembre de 2019

Salimos una vez del paraíso

Salimos una vez del paraíso,
dejando atrás el árbol de la vida;
llevamos en el alma contenida
la muerte, porque Dios así lo quiso. 

Aramos brevemente la experiencia
y crecen bellas flores y alimentos,
crecen y dan suspiros al aliento
soplado por el árbol de la ciencia. 

Entramos al paraíso diariamente
vestidos de suspiros y perfume
saliendo al mundo bello que nos une. 

Llama de nuestra vida, llama ardiente,
llama que con un soplo apagaremos.
Por siempre al paraíso volveremos. 

Glauco

jueves, 19 de septiembre de 2019

El día canta

Lleno de cantos alegres
se levantó el nuevo día,
con remanentes celestes
de estrellas en agonía. 

El gallo cantó primero
sin declarar al traidor,
reclamando el gallinero
al que deriva su amor. 

Después el brumoso mar
que la sierra barnizaba
apresurose a cantar
mientras se evaporaba. 

Cantó el rayo matutino
sobre la mar y las hojas
convirtiendo en el dormido
las telas negras en rojas. 

Cantó también el canario
con su piquito de alpiste;
así como come diario,
diario canta a lo que existe. 

Otro canto por las venas
corría cual flujo de sangre,
cantaba leche y avena,
era el canto del hambre. 

Cantó de la voluntad,
para arrojarse a la vida,
la visión de lo real,
cauterizando la herida

del canto del día anterior,
el que se da por la tarde;
canta una canción mejor
que suaviza lo que arde.

Todo es una melodía
cantando a miles de altares
con los que comienza el día
y comienzan sus cantares. 

Glauco

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Maldito hechizo

Como un hechizo de bruja,
como un sabroso brebaje,
a todo el que viene empuja
a un palpitar salvaje.

Nació en el ritual arcano
del baile de baba y sangre.
Nació llevando en la mano
corazón que harta y da hambre. 

En el hartazgo palpita
la dulce llama de fuego
que la mujer necesita
para alimentar al ciego

deseo que nace y que vive
en manos del hechicero,
y al recibirla recibe
el hambre de un pordiosero;

le da el hambre eternamente
con el fuego de su hechizo,
encendiendo un fuego ardiente
que estalla en un compromiso. 

Hambre y saciedad conviven
en la magia de este niño,
alientan como prohíben
el florecer del cariño. 

Es magia negra maldita
imposible de quitar,
parecer ser muy bonita,
mas sólo lleva a llorar. 

El hechicero dolido
desea un hermoso existir,
sin saber que él ha nacido
para regar el sufrir. 

Quiere y no puede querer.
Queriendo propaga el mal,
da hambre y no da de comer.
Queriendo es tierra sin sal. 

Las mujeres hechizadas
entenderán qué es el llanto:
es esperanzas robadas
por un brutal desencanto;

entenderán que en su rostro
llevan tatuados por siempre
los besos de un hombre monstruo
y cosquillas en el vientre. 

Mariposas y cosquillas
vuelan en las alegrías,
rememoran maravillas
del pasado de los días. 

Garras, mordidas y besos
desangran el corazón,
roen y astillan los huesos
y destruyen la razón. 

Hechicero despreciable,
nació llevando un disfraz
de alguien amante y amable
que siempre podrá dar más. 

No es su culpa ese conjuro,
ni vive sintiendo dolo.
Nació para estar seguro
de que es mejor estar solo. 

Y así solo el salvajismo
se consume en el caldero
que dio origen al hechizo
y da muerte al hechicero. 

Glauco

martes, 17 de septiembre de 2019

Un volcán entre mis brazos

Sin más que mi amor a cuestas
me fui a buscar las respuestas
de las playas siderales
y los opuestos iguales. 

Un volcán entre mis brazos
abraza y hace pedazos
todo lo que viene a mí.
Es por eso que me fui.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Es mi lengua una mar

Es mi lengua una mar que, si pudiera,
inundaría de brillos estelares
todo lo que está oscuro en esta tierra,
haciendo de la oscuridad mil mares. 

A veces es el mar como la brisa
y a veces como íntima tormenta;
palabra iluminante, cual la risa,
saciante como lágrima sedienta. 

Entre olas y gaviotas va la lengua
bañando de las playas las arenas,
se va y en su camino va y no mengua
de amar y de bañar las cosas buenas. 

Le da su memoria a la caracola
para que venga a hablarnos otro día
y el brillo de la luna da en la ola
como da el brillo de la lengua mía. 

Hay tanto mar en todo lo que es dicho,
hay tanto mar en todo lo que veo.
De hablar del mar tenemos un capricho
que en nuestra lengua se vuelve deseo. 

Es mi lengua el deseo que todo inunda
de opacos brillos que no son estrellas,
es mi lengua como la mar profunda,
oscura que agita las cosas bellas. 

Glauco