Quiero ser los ojos de aquel hombre
que entre la multitud busca a su amada.
Son ojos que acarician los estorbos
y llegan al abrazo en el encuentro.
Son ojos de calor y vida eterna,
de Dios que tras terminar contempla.
Quiero ser las calles de la historia
por donde han pasado los olvidados
Son calles que llevan el pasar de todos
y de todos se han labrado un nuevo rostro.
Son calles imbuidas de sonrisas
que fueron y vinieron como la brisa.
Quiero ser el vientre que se inflama
con la vida nueva y el deseo
de tener siempre viva la esperanza.
Ese vientre que se llena de alabanzas.
Ese vientre que se lanza hacia el futuro
como lanza el árbol algunos frutos.
Quiero ser la llama de los libros
encendida en los dolores y alegrías.
Esos libros suavemente acariciados
por las lágrimas de los enamorados.
Esos libros que de amor llenan el mundo
porque están llenos de buen amor profundo.
Quiero ser un ladrón desesperado
por hacerse del bien que le hace falta.
Ese ladrón condenado por los otros
porque no les puede ver el rostro.
Ese ladrón que llora porque Dios
no le dió el bien que siempre buscó.
Quiero ser labios rojos que palpitan
por la sangre que corre hacia sus pliegues.
Esos labios que besan, dicen, sangran,
el amor en acciones y palabras.
Esos labios que tiemblan por la sangre
que les arde entre sed, amor y hambre.
Quiero ser la lluvia que descansa
al caminante cuando va de lado a lado.
Esa lluvia que da lágrimas al hombre
aunque de ella él se esconde.
Esa lluvia empañadora del paisaje
que le da a los hombres nuevo viaje.
Quiero ser el secreto del origen
de la noche que en pleno trae el día.
Ese secreto bañado del misterio
creador de las ideas dichas en serio.
Ese secreto del amor que nadie sabe
porque del amor no se salva nadie.
Quiero ser esa temblorosa escena
que se calla cuando el amor se muestra.
Esa escena invisible y suavecita
que la dama y el hombre necesitan.
Esa escena salvaje incomprensible,
abrazada por todo lo invisible.
Quiero ser esa cuerda de guitarra
que sostiene un cantar con el silencio.
Esa cuerda que va por la frecuencia
haciendo surcos a la vez que tiembla.
Esa cuerda que calla respetuosa
mientras sus hermanas dicen otra cosa.
Quiero ser foco que gasta energía
cómo abnegada de hace tiempo.
Ese foco que sabe de carencia
de energía pero nunca de la ausencia.
Ese foco que el eléctrico azul
lo convierte en amarilla luz.
Quiero ser la pintura que ve el arte
del creador caminar delante suyo.
Esa pintura que su ser expresa
mientras da lo que debe a los que piensan.
Esa pintura que no piensa sola
y que aquel que la ve la piensa toda.
Quiero ser la nariz que se abalanza
entre el cuello, la nuca y el cabello.
Esa nariz que acaricia para adentro
llevando esa caricia hasta el centro.
Esa nariz perdida entre los besos
que a su vez sale para hacerlos presos.
Quiero ser la mirada de la dama
que se siente mirada por el hombre
que la mira como quien mira y ama
aunque amar no le haga saber su nombre.
Esa mirada que ha sido descubierta
y descubre la mirada en otra puerta.
Glauco