Presentación

Presentación

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Aromas urbanos XI

 
No sé si logré captar,
de lo que huele, la esencia.
Entre tanta turbulencia
es muy difícil mentar
los perfumes de este mar
de ciudad y ciudadanos. 
Un fenómeno inhumano
es el ser grato o ingrato
dando sentido al olfato
con los aromas urbanos. 

Glauco

martes, 29 de noviembre de 2022

Aromas urbanos X

 
No es preciso investigar
cómo es que cierto aroma
en las banquetas se asoma,
pues nos basta con pasar
para ïdentificar
los orígenes más ruines
de esos olores afines
a los hombres del hospicio.
Del humano el desperdicio
se ve en el olor a orines. 

Glauco

lunes, 28 de noviembre de 2022

Aromas urbanos IX

 
De entre tantas golosinas
hay una cuyo perfume
más que la rosa presume.
Engatusa al que camina
y también al que cocina. 
En el aire se desata
la magnificencia grata
del azúcar con vainilla
y a todos nos maravilla
oler gorditas de nata. 

Glauco

viernes, 25 de noviembre de 2022

Aromas urbanos VIII

 
Nadie sabe qué pasó,
si fue deseo o accidente
la causa del maloliente
caucho que esparce su olor
en el humo que quemó.
A veces no se ve nada
y otras se ve desatada
la línea de pestilencia
que se mantiene en esencia
oliendo a llanta quemada. 

Glauco

jueves, 24 de noviembre de 2022

Aromas urbanos VII

 
Entre una nube de humo
en el umbral de la noche
el hambre busca el derroche
de lo que llaman consumo,
gracias al olor a insumo
de lo que vende el taquero.
Ese aroma choricero
con cilantro combinado
es el perfume sagrado
de los tacos de suadero. 

Glauco

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Aromas urbanos VI

 
En un camino fortuito
se respinga la nariz
y quien andaba feliz
de pronto levanta el grito
que revela lo marchito.
En el ambiente perdura
lo podrido y la amargura
de los deshechos del hombre.
Eso sólo tiene un nombre: 
es el aroma a basura. 

Glauco

martes, 22 de noviembre de 2022

Aromas urbanos V

 
El transporte de mañana
se colorea en lo diverso.
Ese pequeño universo
repleto de carne humana
en un aroma se ufana.
Es un olor que consume
y como bello se asume:
dulce tóxico que llama
a despreciar a la dama
que se pone ese perfume. 

Glauco

lunes, 21 de noviembre de 2022

Aromas urbanos IV

 
En el paso comprimido
del público simultáneo
en el largo subterráneo
se escuece un olor mullido
en el mal de lo mordido. 
Telúrico movimiento,
espíritu de alimento,
y suspiro de la boca,
son lo que a cualquiera toca
cuando percibe el aliento. 

Glauco

viernes, 18 de noviembre de 2022

Aromas Urbanos III

 
A veces en cada paso
se percibe un favorito
aroma que es exquisito,
envuelto de su olor graso
se le ve salir de un cazo. 
Hacen tortas y gorditas;
las hay rojas, las hay fritas;
su perfume es el recuerdo
del espíritu del cerdo
rediseñado en carnitas. 

Glauco

jueves, 17 de noviembre de 2022

Aromas urbanos II

 
Dentro de un salón de clases
se encuentran muchos aromas,
mas hay uno que se asoma
de los pies de los rapaces
cual zopilotes voraces. 
Con percibirlo una vez
todos saben lo que es: 
no es podredumbre ni queso,
es un gran perfume leso
el aroma de los pies. 

Glauco


miércoles, 16 de noviembre de 2022

Aromas urbanos I

 

Hay un desquiciante olor

en las axilas de algunos. 

Aromas inoportunos

cubren narices de horror,

de desagrado y temor. 

Ese aroma es desquiciante

y por eso es importante

que, aunque se deba hacer fila,

todos pongan en su axila

algo de desodorante. 


Glauco

martes, 15 de noviembre de 2022

Un lugarcito

 
En las combis no cabemos
y no es que seamos enormes,
son los espacios deformes,
porque donde nos sentemos
el chofer quiere que entremos. 
Son las combis un delito,
son un transporte inaudito,
y todo aquel que se sube
quiere encontrar una nube
y se encuentra un lugarcito. 

Glauco

lunes, 14 de noviembre de 2022

La fiesta de muertos

 
Ya ha pasado Día de muertos,
viene la Revolución.
Noviembre es celebración
con los panteones abiertos
y con los campos desiertos
de miés revolucionaria.
Una fiesta imaginaria
es lo que necesitamos,
pues con la fiesta nos vamos
por la muerte necesaria. 

Glauco

viernes, 11 de noviembre de 2022

Abby Hoffmann

 
Del disturbio sembrador,
con estrellado disfraz,
como todos los demás
decía querer lo mejor:
sociedad de paz y amor. 
"Roba este libro" decía
a quien robar no quería. 
¡Claro! Para él su opinión
era tener la razón,
mas opinar no sabía. 

Glauco

jueves, 10 de noviembre de 2022

Mano de piedra

 

En los puños del atleta

se comprime la dureza

de una vida de pobreza.

El público lo respeta

pues su vida no es secreta:

salvaje y algo galán,

en sus ganchos un imán;

un valioso ser humano

con una piedra en la mano.

Siempre: Roberto Durán. 


Glauco

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Horario de verano

 
Nos cambiaron el horario
por uno más ahorrativo
con la tarde al rojo vivo.
Poco a poco el calendario
amaneció tarde diario
y casi vuelto costumbre,
con el horario en la cumbre,
se volvió a atrasar la hora.
El horario no mejora
adelantando usar lumbre. 

Glauco

martes, 8 de noviembre de 2022

Alcoholismo

 
Por todos es sabido que el alcohol
desnuda de color al pensamiento,
cobija al hombre con el firmamento
y cambia su resaca por el sol. 

Un sol que no da vida, que incinera
los ojos de placer del desenfreno. 
Un firmamento que rompe cual trueno
la pena. Y ojalá pronto lloviera. 

¡Qué llueva pronto pa' lavar la pena! 
¡Qué lloren todos para llorar juntos! 
¡Qué llueva sobre los sueños difuntos! 

Porque así es el alcohol: canto'e sirena,
un hechizo de flujo, un destructor
de principios, las ganas del horror. 

Glauco


lunes, 7 de noviembre de 2022

Hermanos por la tierra

 
La tierra en su finura me hizo hermano
de un hombre cuyo brillo calla al fuego 
y lleva en sí la herencia del aldeano
que hacía al destino azar y al azar juego. 

Hermanos en la herencia y la cultura,
llevamos el trabajo en un hatillo,
un par de dados dentro del bolsillo
y una mano de gozo en la cintura. 

La tierra le hizo hermano en lo fangoso
de este hombre que entre versos está oculto
y que para la tierra es un insulto.

Es la hermandad asombro luminoso,
cambio incesante que a vivir se aferra. 
Los hombres son hermanos por la tierra. 

Glauco

viernes, 4 de noviembre de 2022

Un camino oscuro

 
No existe un camino oscuro
que no pueda ser andado.
Quizá parezca inseguro
al no estar iluminado,
pero con un paso duro
se anda el camino negreado.

Los pies no requieren vista,
ni requieren creencia o pruebas. 
Los pies caminan la pista
de los senderos y cuevas;
no miran como el artista,
mas andan veredas nuevas. 

A veces las luminosas
estrellas viajan con uno,
también tiemblan temerosas 
el nocturno inoportuno.
Los pies por sendas hermosas
disfrutan como ninguno. 

Así no importa lo incierto,
ni el presente, ni el futuro,
no importa si es el desierto
quien da, del paso, el conjuro.
No podemos llamar muerto
al que anda un camino oscuro. 

Glauco

jueves, 3 de noviembre de 2022

Me es preciso querer la vida mía

 
No es la vida la escuela que quería,
ni es maestro el fatídico dolor.
Yo creí que el maestro era el amor
y que era la escuela la alegría. 

Sin embargo, el amor es un maestro
que no enseña de modo que se aprenda
del amor. Al contrario, hace que encienda
del dolor y la vida el fuego nuestro. 

Además, la alegría nunca es escuela
porque sola, en sí misma, nada da,
pues así como llega se nos va. 

Es preciso aprender, aunque me duela,
a pesar de que el duelo no quería. 
Me es preciso querer la vida mía. 

Glauco

miércoles, 2 de noviembre de 2022

¿Feliz día de muertos?

 Yo no sé en qué tiempo fui consciente de la finitud humana. No recuerdo haber pensado en la muerte, de ninguna manera, hasta que empecé a hacerme el profundo, el intelectual, el consciente —dicen que así se les dice. En esas faustas edades, embullido por unos vulgares Camus y Kierkegaard, hasta un poco por Schopenhauer, tejía razones para celebrar la muerte. El Día de Muertos y su consecuente bacanal me parecían el mayor festejo de este ¿fenómeno?. Ponerse tan incróspido, dañando de tal forma el cuerpo, que la muerte nos llegara más rápido y así nos apartara de este mundo cruel y sin sentido me parecía el más grandioso acto de humanidad. Redimido por la cristiandad otrora rechazada, replantee las razones del festejo: –Se festeja a los muertos porque no están muertos, porque gozan de la vida eterna– me dije jubiloso. Por último, aunque no como final, me propuse hacerme mi propia visión de la muerte y los muertos y terminé diciendo, respecto del mentado día, que se festeja a los muertos porque nosotros estamos vivos y tenemos esperanza. ¡Qué cándido (voltairiano) me ví! Sin embargo, hoy vuelvo a la pregunta, ya con la muerte en el recuerdo (sí, en el corazón), y no logro entender por qué celebrar la muerte y a los muertos. 

Motivos para celebrar hay muchos. Se celebra que un niño ha superado los tres años y su cuerpo es fuerte como para mantenerse con vida; se celebra el cumplimiento de un sexenio que cambia de nivel escolar a un niño que siente los primeros cosquilleos de la pubertad; se celebra el cumpleaños; y así entre celebraciones vamos notando que realmente lo que se celebra es el cambio: en secundaria, a los cuatro años y/o año tras año todo cambia en formas diversas, relativas y específicas. 

No es difícil darse cuenta de que la muerte también trae cambio y ahí encontramos una razón del Día de Muertos. Sin embargo, esto desentierra la pregunta ¿todo cambio se celebra? Por sí sola la pregunta queda sujeta a la respuesta de cada uno, mas si buscamos responder de manera racional y no al contentillo, nos encontramos con complicaciones. Sí, celebramos el cambio, pero también el gozo que éste produce. No es que uno decoré su casa y prepare un platillo especial sólo porque se le quitó la diarrea, sí hay un cambio y sí da gusto, pero no parece ameritar una pachanga. El mérito de la celebración gozosa de cambio radica en la universalización de la misma, sólo en el reconocimiento del gozo mutuo es que la celebración tiene sentido. 

Todos, de algún modo, convivimos con la muerte —¿y con los muertos?—. Toca a nuestra puerta y muda a nuestra madre a vivir únicamente en el corazón; anda a hurtadillas entre los chismes de los fieles e infieles; se nos presenta en una ensoñación cinematográfica; y un larguísimo etcétera. A pesar de ese constante contacto, no es que sea una experiencia universal. Sí, podemos enterarnos de los 15,400 muertos en el primer sexenio de este 2022 en México y eso no hará ningún cambio significativo en nuestras vidas. Aun así, el muerto (los 15,400) sigue muerto y sigue en nuestro imaginario. Parece entonces que la experiencia no es la misma, pero sí el concepto. 

La experiencia de la muerte, la cercana, la real, no es del muerto sino del vivo. En ella encontramos la pena de la consciencia de la ausencia, el calor de la nostalgia, el principio de la melancolía; encontramos el alma desgarrada entre la vida y la muerte, aferrándose a seguir al occiso y siendo forzada por la misma naturaleza a seguir así. No puedo imaginar a nadie celebrando que su alma está donde no quiere. ¿Cómo podríamos pensar que ese dolor descorazonador merece ser celebrado? Sí, es un dolor conmovedor, pero no universal y unívoco. Quizá podríamos celebrar que alguien muere cuando ha sufrido mucho en el camino, pero creo que ahí celebramos que ya no sufre y no tanto que se haya muerto.

El concepto de la muerte, por otro lado, es descubrible y moldeable, es decir, el concepto de la muerte viene acompañado de una racionalización previa, igualmente natural al ser humano, pero que poco tiene que ver con la experiencia. Sí, ese concepto puede consolar, esperanzar, desestimar o lo que sea, pero no evitará el dolor; le dará sentido y valor, pero ni con eso ese dolor se vuelve un motivo de celebración. 

Uno de los muchos conceptos de muerte está relacionado con el Día de Muertos. No hay necesidad de ponerse teológico, prehispánico, sociológico, profundo, para dar cuenta de que se celebra una idea de muerte ligada a una tradición que, es cierto, se ha vuelto estandarte de la mexicanidad. Lo que intento decir es que está bien celebrar ser mexicano (ideas que nos hacen llevadera la vida), pero ¿a nuestros muertos, su muerte y la muerte? Lo veo difícil. Quizá por inseguro o ególatra, me dolería saber que la gente está contenta porque me morí y no creo que sea el único en esas circunstancias. 

¡Ya! ¡Muriendo este escrito! Debo decir que no tengo ningún problema con el Día de Muertos y su celebración, sólo no me cabe en la cabeza lo disfrazado que está: en él celebramos otra cosa menos la muerte, porque, lo sepamos o no, el dolor y la tristeza, la pena y la amargura, la ausencia irrevocable y la imposibilidad del regreso, no pueden —ni deberían— ser celebrados. Habría que ser un monstruo para celebrar que alguien ha muerto. A lo mejor por eso la gente se disfraza. 

Glauco

Los muertos

 
La pérdida, la ausencia y el lejano
recuerdo en una vela se combinan;
esperanza y dolor nos asesinan
y dicen que morir siempre es temprano. 

Muy temprano se fueron los abuelos,
los esposos, los padres, las mujeres.
Nos dejaron pendientes sus quereres
por marcharse a los suelos o a los cielos. 

Cae la nieve, la lluvia, los calores
sobre el campo, las flores y las tumbas.
Caen los muertos y el corazón derrumban. 

Se nos muere el amor y los dolores
hacen del corazón un campo abierto
donde lloran los vivos y los muertos. 

Glauco

martes, 1 de noviembre de 2022

Cempasúchil

 
En aquellos sembradíos,
de las flores de los muertos,
no soplan los vientos fríos,
soplan los sueños abiertos
de quienes se maravillan
con los soles que germinan
y entre veladoras brillan
cuando sus vidas terminan. 

Canarios del Inframundo
cantan para el corazón
que perdió luz en el mundo
una amarilla canción. 
Amarillo es el instante
del tributo hospitalario
que le dió su viaje a Dante
y ensoñación a Macario. 

Las flores de cempasúchil
con su singular aroma
le van haciendo apapuchi
a la muerte que se asoma. 
Crecen en el campo abierto
en temporada de fríos.
Botones vivos, no muertos,
en aquellos sembradíos. 

Glauco