Presentación

Presentación

martes, 31 de marzo de 2020

Caminantes

Se camina por la calle
como espíritu del viento
que acaricia con su aliento
el verde césped del valle
con puntilloso detalle.
Nadie se nos atraviesa,
podemos ir con destreza
por avenidas y aceras,
como si fuesemos fieras
que no requieren fiereza. 

Caminamos con firmeza
igual que la vez primera
en que estuvimos afuera
en el jagüey, en la presa,
en el trabajo, en la empresa.
No importa que el pie nos falle
ni que el cuerpo se desmaye,
somos pasos del momento,
somos hijos del encuentro
haciendo que el mundo estalle. 

Glauco

lunes, 30 de marzo de 2020

Platicar

Que bonito es platicar,
se dice sin decir nada
como si fuera una espada
que no puede rebanar
un entero en medio par. 
Platicamos del trabajo,
de usar smokin o andrajos,
platicamos del dinero
que damos al pordiosero
mirándonos desde abajo. 

Platicamos de la escuela
vacía por la enfermedad,
también de la soledad
en la que vive la abuela
porque en todo se rebela. 
El vástago del vecino
ha perdido su camino
y se ha vuelto menudista
que vende droga al artista
condenador de asesinos. 

En el puesto de verduras
se intercambian opiniones
respecto a las precauciones
que en las situaciones duras
el gobierno nos procura. 
Al sudor de una cerveza
un amigo le confiesa
a sus demás allegados
que por fin se ha enamorado
y pronto tendrá una presa. 

La luz del dispositivo
telecomunicador
emite su resplandor
sobre aquel que aún está vivo
en su casa, muy pasivo;
gran cantidad de mensajes
hacen diario un largo viaje
de los dedos a los ojos,
los dedos son los cerrojos
donde se paga el peaje. 

Reímos de los profesores
y de los enamorados,
ambos van entusiasmados
llevando en la mano flores
cómo si fueran mejores. 
Nuestra tía nos felicita
porque se siente solita;
que se consiga amistades
que aguanten sus necedades,
pues bien que las necesita. 

Otros juegan al señor
interesante y expulsan 
todas las palabras que usan,
siendo su boca un cañón
de insolente información. 
Otros hablan del deporte,
de cervezas con importe,
de cuentas de luz y gas.
En verdad no hay nada más
horrible que soporte. 

Hablamos de la verdad
como si fuéramos dueños
de ella en trocitos pequeños,
trocitos de falsedad
poco a poco se nos van. 
Hablamos de lo que es bueno,
de la abuela y su terreno,
hablamos de la vecina
con ropa de libertina
que sale con un moreno. 

También decimos mentiras
cuando llegan a cobrar
y no queremos pagar;
los cobradores nos miran
con ojos llenos de ira.
El clima ya no es buen tema,
porque en diciembre se quema
la tierra al igual que en mayo.
Nuestro tema es el desmayo
de una celebridad buena. 

Otros ven televisión
y hablan de las transmisiones
de juegos bobalicones
dónde el mejor jugador
es el idiota campeón;
otros miran el retrato,
durante muy largo rato,
de la verdadera vida,
aquella que es transmitida
en un drama mojigato. 

Démosle gracias a Dios
porque nos deja decir
tonterías para vivir,
nos permite tener voz 
y una interacción de dos. 
Demos gracias al altar
dónde vamos a casar
a estupidez y sapiencia,
a realidad y experiencia;
que bonito es platicar. 

Glauco

sábado, 28 de marzo de 2020

Hablar en décimas

Hablar en décimas quiero
en mi vida más reciente,
para que piense mi mente
que ese hablar fue lo primero
que tuve en el pensadero. 
Realmente no pienso mucho,
y mucho menos escucho,
camino por todos lados
con el cerebro cerrado,
pero así siempre lucho. 

Lucho por decir las cosas
aunque nadie quiera oirlas,
no sé por qué hay que decirlas
si muchas son horrorosas
y no digo las hermosas. 
Digo a los niños insultos
y ofensas a los adultos,
y al hacerlo carcajeo
porque hay algo que no veo,
porque soy un hombre estulto. 

Por eso quiero aprender
a hablar en siete más uno,
aunque sea algo inoportuno
para la linda mujer
con la que salga a comer. 
Ocho sílabas, diez versos,
uno, tres, cinco e inversos,
todo eso quiero lograr
tan solo con platicar
de mi insensato universo. 

Que piensen que estoy idiota
por hablar de esta manera,
y que se atreva el que quiera
a dejar mi pierna rota
por mi insolente bocota. 
Sólo quiero disfrazar
el maldecir de rezar
como hacen muchos rimeros
que se sienten los primeros
aunque esté vacío su hablar. 

Total, ¿qué puedo perder?
No tengo can ni caballo,
ni regalo para mayo,
no tengo pan ni mujer.
Sólo quiero conocer
nuevas formas de decir
lo que se puede vivir
en este mundo sencillo,
con el cual me maravillo
aunque finja no sentir. 

Las décimas son muy bellas,
son un hablar elegante,
mucho más que usar un guante
para acariciar doncellas
o señalar las estrellas,
son un juego cotidiano
para todo aquel humano
que habla como cantadito.
Hablar así es muy bonito,
lastima que se hace en vano. 

Glauco

viernes, 27 de marzo de 2020

El banquete

Dame un sorbo de agua fría
para este calor ingrato,
¿no ves que desde hace rato
que anhelo de la poesía
que fluye por tu barbilla? 
Dame un trozo de la piña
que tu mentón desaliña
con el flujo de su jugo
que tus dientes, el verdugo,
desangraron con rapiña. 

Convídame de la fruta
que compraste en el mercado
donde se vende pecado,
ese que está por la ruta
del viajante que disfruta
de un chocolate caliente
o una canción indecente,
convídame una mordida
de la manzana encendida
en tu vientre incandescente. 

También quiero que me invites
a comer un pastelillo
con relleno de membrillo,
que al morderlo no limites
tus placeres y que grites. 
Si no tienes un pastel,
pon en la mesa un mantel
y encima de él pon un plato
y déjame estar un rato
frente a tu tarro de miel. 

Todos podemos comer
y es un dicho popular;
no todos pueden gozar
de realmente enloquecer
al doblemente entender
que aquello que es la comida,
y que es tan divertida,
no sólo es para vivir.
También se puede decir
que la mesa se convida. 

Ponme un lugar en la mesa
que yo pondré los cubiertos,
tú ten los brazos abiertos
y yo tendré una sorpresa
falta de delicadeza.
No es nada malo, es normal,
es lo que hace al animal
ser más bueno que el humano,
es una huella en mi mano
que en ti se pondrá genial. 

Yo te pondré un buen lugar
en el banquete del reino,
donde si no te despeino
seguro te haré sudar,
retorcer y patalear. 
Te dará un indigestión,
detendrá tu corazón
y luego de revivir
sólo me podrás decir
que quieres repetición. 

Glauco

jueves, 26 de marzo de 2020

Indestructible

Pasa y desaparece entre los pasos,
la vista la confunde en una grieta,
completa y por los golpes incompleta,
es una y una sola en mil pedazos. 

La piedra se deshace en erosión
y vuelta miles sigue erosionando.
La piedra hecha pedazos va pasando
sin ser consciente de su destrucción.

Es piedra, casa, playa y armamento,
es juego, es mineral y es vida dura,
es baño de belleza y armadura

de quién añora casa y firmamento.
La piedra es una cosa divisible
e, incluso dividida, indestructible. 

Glauco

martes, 24 de marzo de 2020

Después de todo

Después de todo ya no soy el mismo,
soy cielo de una estrella, soy mañana
sin hoy y sin ayer, soy la campana
que suena y hace eco en el abismo. 

Después de todo soy lo que no era,
soy hombre que dejó de ser un niño,
soy sueño, soy tiniebla y desaliño
de un mundo que vive una nueva era. 

Todo lo que pasó tiene un después.
Dormir y despertar no son un ciclo,
no son más que dos cosas consecuentes.

No todo es para siempre lo que es,
las cosas cambian como cambia el siglo.
Después de todo ya no soy la gente. 

Glauco

lunes, 23 de marzo de 2020

¿Qué te busco?

Voy buscando en el dibujo
de tu cara un poco de la verdad,
del hechizo, del embrujo,
que envuelve la realidad
con el sopor de otro mundo.
Un mundo sin todo mal,
salido del padre nuestro,
de esa oración terrenal,
es lo único que tengo,
lo único que me hace andar
hacia la imagen de un beso. 

Busco como San Ignacio
ejercicios para el alma
que eliminen el espacio
entre mi cuerpo y tu alma.
Ando y te busco despacio,
con tu vista enamorada,
y aunque no dos con tu pista,
ni doy con tu vida ufana,
pido a mi ser que resista
en el eterno mañana,
cuando nuestro ser exista. 

Busco como busca Piktor:
un jardín como el Edén,
cuyo pasto no esté extinto
y todo florezca bien;
un jardín que sea distinto,
que no sea un qué sino un quién. 
El jardín de las delicias
es un deseo que hace amén
con cada rezo y caricia
que estrella el cielo en Belén
y hace del amor justicia. 

Voy buscando en la burbuja
que adorna el margen de mi ojo
que aparezcas como bruja
y que me cubras de abrojo,
para que ello que me embruja
me llene el alma de rojo. 
Te busco cada que avanzo
por el mundo y sus rastrojos,
y a tus amores me lanzo
aunque no sean esponjosos.
En buscarte me esperanzo. 

Glauco

viernes, 20 de marzo de 2020

Cánticos del infinito

Cabalgan los caballeros
por seis distintos caminos,
de nylon y acero fino,
cantando nuevos senderos;
copistas de cancioneros.
Cabalgan sobre los gritos
de un abismal circuito
que le grita al universo
que todo cabe en un verso
y un galopar infinito. 

Glauco

jueves, 19 de marzo de 2020

Convencido

En once sílabas yo me aseguro
de que catorce versos son bastante
para ponerme máscara de amante
de un conocer magnífico y maduro. 

En once sílabas levanto un muro,
límite de la rima consonante,
que pone cerca al ritmo galopante,
haciendo del decir un dicho puro. 

Del soneto me encuentro enamorado
porque se ama lo que se ha querido
tener y que de siempre se ha tenido.

En el soneto el ritmo he acomodado
y muy cómodamente lo he sentido,
de su comodidad me he convencido. 

Glauco

miércoles, 18 de marzo de 2020

Traición

Llovió pero los pastos no crecieron,
lloraron a la lluvia llanto seco,
sus gritos de dolor no hicieron eco;
los gritos al abismo no dolieron. 

El sol iluminó y no florecieron
las flores, sólo dejaron un hueco
en el campo, el amor y el recoveco,
por el sol los jardines se murieron.

De tantas cosas que tal vez dolieran,
las que no estaban pero sí se han ido
son las que hacen al cielo un cielo herido. 

Si la lluvia y el sol querer quisieran
flores y pastos habrían crecido.
—Si nos quisieran como hemos querido…

Glauco

martes, 17 de marzo de 2020

Me enamoré de Pita Amor

Me enamoré de Pita Amor.
Tan sólo al verla me llené de versos
y llené con mi voz sus poros terzos.
Grité su nombre con mi voz. 

De Pita Amor me enamoré.
Me enamoré de sus grandes ojos negros
que llenos de poesía veían destellos.
Leyendo, mi amor, le recité. 

En el cabello de Pita
amor por el todo se ocultaba;
poesía que entre sus dedos se deslava,
que a tantos años aún me grita. 

El tigre de sus pestañas
le rasga a mis poemas lo que Pita
miró en el universo que musita
su secreto a las entrañas. 

Una boca como muchas
bocas que nos hablan de la vida,
como pocas que se vuelven comida;
sabe a amor que se escucha. 

Amo la forma en que ama
vivir en esa realidad eterna
que la poesía pasada hoy le inventa.
Amo leerla en mi cama. 

Entre las letras me dice
que del universo ella es la dueña.
Pita Amor es esa gran reseña
de la creación que siempre quise. 

Siempre quise una flor
para adornar con su mirada el universo.
De muerte eterna está mi amor perverso.
Me enamoré de Pita Amor. 

Glauco