¿Me amas? Quizá
ésa sea la pregunta más recurrente entre los amantes. ¿Por qué la necesidad de
preguntarlo? No lo sé, pareciera que nuestra razón exige que todo acto se demuestre.
Tal vez no son suficientes las palabras de amor ni los actos cometidos en honor
a éste. Resultaría conveniente ser ecuánimes en asuntos del corazón para así
evitar caer en dilemas. Sin embargo ¿cómo saber que se ama a otra persona y no
solamente así mismo? ¿Cómo distinguir el amor del egoísmo? ¿Cómo sé que amo?
¿Todos amamos? O ¿el amor solamente toca la puerta de algunos cuantos? ¿El amor
es una pasión para privilegiados o se trata de un castigo o maldición? Muchas
respuestas podrían brindarse y, no obstante, todas ellas me regresarían a este
mismo laberinto de incertidumbre. Lo único que sé con certeza es que entre más grande
sea el ego, más tortuoso será la pesadumbre. Si uno se ama tanto así mismo, más
se alejara de amar. ¿Quién está dispuesto a despojarse de su orgullo para amar
con esa fuerza que domina y rige la voluntad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario