La prisión de las pasiones

Cancionero, ven y canta

una canción solitaria

para esta alma que no aguanta

la tristeza sedentaria.

Cántame de la pobreza

y de unos tragos amargos.

Cántame una sola pieza

y cántala sin embargo,

que todo mundo la llore

y la cante apasionado,

que tus canciones decoren

con luz el llanto llorado.

Cancionero, ven y clama

un rasgado sentimiento,

que se te salga del alma

cual torbellino de aliento.

Cántame de amor y vida

y de pasión y deseo.

Cántame la enardecida

imagen de lo que veo,

que su calor me acalore

hasta que pierda el sentido,

de tal manera que añore

lo besos que ya he tenido.

Cancionero ya no cantes

que el alma se desvanece.

Cancionero ve delante

donde sí se te agradece.

Canta en un confín lejano

donde se pierda el sonido,

y así el cuchillo en mi mano,

no sea un cuchillo asesino.

Cancionero haz lo que quieras
con tu voz y tu guitarra,

sigue haciendo prisioneras

a las pasiones que amarras.

Glauco