Como rayo solar
tu piel dorada
enciende la tempestad
de la gota de mi espalda.
El manto mortal
se desgarra,
con la gota matinal
que brilla hasta tu cara.
Y salto sobre ti
como un bandido
que asaltando sin herir
al fin termina herido.
Herida labial
que me ha robado
esas ganas de cantar
dejándome callado.
Vamos a jugar
a ser el sol,
a ser conjugado manantial,
a ser herida de amor.
Me paro junto a ti
como un gendarme;
estaré por siempre aquí:
llegué para quedarme.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario