Rodeado por la luz de blancos muros
me encuentro, estoy perdido, no sé nada.
Camino y el camino se degrada
en confusión, en pena y en apuros.
En mis ojos se pierde el amarillo,
el rojo y el azul y el verde claro.
Se deforma el camino, se hace raro,
volviéndose invisible por el brillo.
No encuentro ni el camino de regreso,
no sé cómo llegar a ningún lado
no sé ni cómo puedo estar parado.
Entre estos muros blancos estoy preso,
sin fuerza, sin querencia y sin salida,
condenado a vivir la blanca vida.
Glauco
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