¡Ay del que nació sin boca!
¡Cómo come, cómo bebe!
¡Cómo saborea la nieve
de limón y la derrota!
En él el decir no brota,
ni recibe información,
no sabe qué es la oración,
ni sabe qué es el cantar.
Tampoco puede pensar
ni ejecutar la emoción.
¡Ay del pobre de palabras!
¡Cómo ama, cómo odia!
¡Cómo canta una rapsodia
de las que solas se labran!
Las palabras escalabran
y él no puede hacernos daño,
y aunque nos resulte extraño
tampoco puede cuidarnos.
¡Pobre, vive sin hablarnos,
sin que le demos la mano!
Glauco
Glauco
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