Dime a qué huelen...

Dime a qué huele tu boca,

dime y empuja su aroma

cómo vuelo de paloma.

¿Huele a dulzura de coca

o a pulverizada roca? 

Debe oler a primavera

o a la frescura playera

de la piña y del rocío,

debe oler a sembradío

a pastizal y a pradera. 

Dime a qué huele tu espalda,

dímelo con esa curva

que en el contacto se turba

y hace regodear tu falda,

tu cabello y tu guirnalda. 

Debe oler a serranía

y a caricia en agonía

que baja y no puede más

porque rompería la paz

haciendo a la noche día. 

Dime a qué huele tu vientre,

dímelo en tu descendencia

que al tiempo pide paciencia

para hacer del rato un siempre

y la eternidad se encuentre.

Debe oler a Adán y Eva,

a mujer pasada y nueva,

oler a prima Pandora,

a desierto y cantimplora,

a campo abierto y a cueva. 

Dime a qué huelen tus pies,

dímelo con la tensión

que cargan en la emoción

que se libera después

del amor de dos y tres. 

Deben oler a pasado,

a ayer y a campo mojado,

deben oler a simpleza,

a juego previo y sorpresa

del camino caminado.

Dime a qué huelen tus besos,

dímelo con esa boca

que en ante mis labios se aloca,

se vuelve pétalos gruesos

de sonrojado cerezo. 

Deben oler a alegría,

a deseos en agonía

y a calor desenfadado.

Tus besos huelen a prado

y a una húmeda sinfonía. 

Glauco