HOMBRE
A Dios alcé mi rezo. A Dios le dije
—adiós, Señor del cielo. Ya no puedo
seguir amando el mundo que nos diste.
Y Dios me contestó con lo siguiente:
DIOS
—No ames al mundo si eso es lo que quieres.
Él te amará aunque nunca te des cuenta.
Dará por ti su fruto y su semilla
y llorará tu muerte cada día.
—Y si acaso no mueres y no vives,
El Mundo te dará también motivo
para que hasta tu llanto sea del mundo
y busques en el mundo tu tristeza.
—Perdona si mi trato no complace
tu vida, tus deseos, tus esperanzas.
Yo sólo quise que tuvieras mundo
para que en él te dieras buena vida.
—Dándote vida alcanzas tu apoteosis,
superas a mi condición humana.
Si rezas, reza siempre por el mundo,
que no se acabe y tú por siempre vivas.
HOMBRE
A Dios alcé mi rezo. A Dios le dije:
—Adiós, Señor del cielo. Ya no puedo
seguirte hablando. El mundo que nos diste
está allá afuera y por mí está esperando.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario