Presentación

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viernes, 12 de agosto de 2022

El hambriento

 
La mirada del hambriento
trae toda el hambre del mundo.
No hace falta ver profundo
para ver el sufrimiento. 

Le pesa cargar sus cejas,
también cargar sus pestañas
y el vacío de sus entrañas
es como cadena y rejas

de una cárcel construída
de anhelos y sinsabores.
Nada sirven los calores
y las alegrías de vida

para quien padece hambre.
El hambre parece río
que fluye como vacío
arrastrando ausencia y sangre. 

El hambriento en su mirada
lleva un misterio escondido,
un saber que está perdido
entre la vida y la nada. 

El hambre no es avaricia,
ni es humildad, ni es ausencia,
es comunión y consciencia
que a todos nos acaricia. 

Glauco

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