¿En dónde está la mirada
cuando delante de ella
se puede esconder la nada
entre la imagen más bella?
¿Qué veo cuando no te miro
si puedo mirar al cielo
sin mirar irse al suspiro
entre las grietas del suelo?
La mirada no es destino,
es más bien el remitente
de la ternura del trino
y del lamento estridente
que nace del corazón,
del más infinito adentro;
es la mínima canción
de la paz y el desencuentro.
¿Acaso los ciegos miran
sin ver y sin observar?
¿Hay personas que suspiran
sin soplar ni respirar?
La mirada me ha contado
que se ha visto en el espejo
y en el espejo ha encontrado
algo más que su reflejo.
Glauco
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