Amor, si al preguntarte soy tirano,
permite que me vuelva, en la respuesta,
neonato, cuna, biberón y siesta,
el sueño eterno del error humano.
Amor, te juro, no pregunto en vano
por ti. Los labios llevan la protesta
que todos quieren y nadie contesta,
porque queremos sin brindar la mano.
No quiero reprocharte mis cuestiones
ni conminarte a que por bien contestes.
Quiero que entre mis brazos te recuestes.
Te pido, por piedad, que me perdones
si acaso mi pregunta te desquicia.
Andar tras la verdad nos acaricia.
Glauco
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