Te llevo en la mirada, te llevo en el mirarme.
No entiendo en cuáles ojos está la maravilla.
Quizá la maravilla se encuentra en el desarme
eterno de las luces que adornan la vainilla.
Ahí en el breve espacio vacío entre las miradas
se trenzan luz y sombra en una imagen fina.
Las luces y las sombras se encuentran abrazadas
mientras que la mirada a sí misma camina.
Me miras y ahí me llevas, te miro y ahí te llevo.
Está la maravilla inmersa en este mundo.
Toda la maravilla es siempre un mundo nuevo,
un ojo deslumbrado y un corazón fecundo.
Glauco
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