No he llevado la muerte a lo profundo
de mi alma, mi voz y mi camino.
De la muerte no acato mi destino,
más lo llevo en mis pasos sobre el mundo.
No he llevado la vida al inframundo
de la mente, del cielo, del albino
momento en que las lápidas termino
dejando en el pasado, en lo segundo.
No he llevado algo más hacia mi vida
ni he llevado más nada hacia la muerte.
He llevado las glorias de la suerte
al momento de ser lo que se olvida.
Yo no soy nadie más, soy el que pena
mientras la muerte viene y me serena.
Glauco
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