para mirarme a los ojos,
le pido darme el aliento
que baila en mis labios rojos.
Usted me retiene el viento:
su figura es mil cerrojos.
Usted tiene mil momentos
elevados a un millón.
Es uno de sus talentos
detenerme el corazón
y promover mis intentos
de romper esta prisión.
Su palabra es aliciente
que rompe mi cautiverio,
que viene y me reconvierte
en inmune al cementerio.
Cuando usted habla se siente
un estro, amor y misterio.
Glauco
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