no hay sol ni sed que nos alumbre.
La realidad se hace costumbre
y la imaginación martirio.
Un sueño sabe a té de rosa:
no hay flor ni aroma que despierte
de lo real donde la muerte
es un momento y no otra cosa.
Un sueño sabe a verdadero
cuando la realidad es dura.
Un sueño sabe a la espesura
de luz que lucen los luceros.
Un sueño sabe a té de lirio:
no hay, sí hay, ¿acaso existe?
Un sueño sabe a viejo triste
que está arraigado en el delirio.
Glauco
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