No hay noche que no cubra con la luz
los ojos de quien sueña con lo bello.
La noche cobra forma del destello
y todo se nos muestra a contraluz.
Se esconde tras la sombra el pensamiento
Intruso, inexplorado, intrascendente.
El velo se hace vela resistente
puntuada por la luz del firmamento.
Se vuelve la razón una locura:
estrobos de lo negro y lo asombroso.
No hay noche que no busque ser el pozo
de fe (llamada la razón oscura).
Lo oscuro, a su partida, cierra el broche,
dándole forma al sueño de la noche.
Glauco
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