Un artista que
pinta aquello que más ama. Recuerda a la mujer de la que se ha enamorado. En
los instantes en que se llena con las imágenes de los momentos que pasó a su lado, puede pintar. Su amor se oculto,
pero ahora se muestra y libera en su obra. Él quiere expresar aquella esperanza
que ella le sembró.
Pueden pasar los
días, caminar los mismos senderos, puede externamente parecer el mismo hombre.
Pero ahora es alguien distinto. Sabe que
ya es él: un artista. Ahora está vivo. Su arte le da la vida. Sus pinturas que
había dejado olvidadas, las ha vuelto a retomar, pero las formas y los trazos
han cambiado. Hoy pueden tener un significado. No son simples copias de la
realidad ¡No! Esas líneas: rectas,
onduladas y en espirales, los colores que mezclados que se llenan de luz y
sombras, son la puerta a su corazón.
Pero ¿el pintar
será aquello que le hizo exclamar: ¡Estoy vivo en este momento!? ¿Fue
el hecho de estar enamorado? Será tal vez que sólo en el momento en que logra
capturar su amor en la pintura es cuando puede ser él mismo, puede sentir y
pensar con mayor claridad qué es eso de amar y vivir la vida. Eso es lo que le
brindo vida, el amar la vida en su creación. No el tener reconocimiento o renombre
del artista cotizado, eso no importaba, lo que le daba vida eran los recuerdos
que podía plasmar en el concreto.
La vida del
artista es su arte.
Puede ser una
grata maldición la que pesa sobre los artistas. Esa en la que sólo a través del
arte pueden sentir y vivir la vida. El dolor y la alegría, el amor y el odio,
son la vida misma. Crear sus obras lleva a los artistas a conocer lo que es
amar vivir. Como aquel Van Gogh que se pensaba a sí mismo con la serenidad del
monje budista, aún cuando sus conocidos lo pensarán más como un loco con
melancolía infinita. Pero aquel loco no era más que el cuerpo, en los instantes
en que no se encontraba pintando, no era él. Por su arte era el hombre que
podía tocar las estrellas con su brocha.
En algún lado leí que aquel que quiera ser
escritor debe no poder dejar de escribir, y en el momento en que pueda imaginar
una vida sin letras, será la indicación para dejar de escribir, de que no se
tiene alma de artista. Supongo que lo mismo pasa con las demás artes, puesto
que el artista es aquel que hace del arte su vida, ya sean sus letras, sus
cuadros, sus esculturas, son los reflejos de su corazón, son las voces de su
alma que grita:
¡De
alguna forma, al fin estoy vivo!
Sarasvati
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