Presentación

Presentación

lunes, 23 de julio de 2018

Empleado

Huye de un sueño roído
saludando fuerte al alba,
pinta la cruz que lo salva
en su pecho endurecido.

No sabe de qué ilusiones
está sembrado su día.
Se convence con canciones
de una dudosa alegría.

Tras un halo de perfume
y un débil medicamento
su cuerpo se le consume
más presuroso que lento.

Vuela entre bruma y neblina
directo hasta su trabajo,
labor que nunca termina
por estar hecha a destajo.

Ya no es ganancia el dinero,
no es menor sed, ni comida,
es un valor traicionero
puesto a nuestra propia vida.

Sin pensar sigue adelante,
convencido del cariño
sincero y que hace que aguante
el castigo por su niño.

Su porvenir va derecho
a tener la misma suerte,
es muy seguro, es un hecho,
que habrá de llegar la muerte.

La muerte ya es para todos,
trabajen o no trabajen,
la tumba es de todos modos
dónde la añoranza yace.

Bañado en agua salada
el hombre suda cansancio;
en su cansancio se baña:
nuevo perfume al espacio.

Las voces sus amigos
se tornan muy agresivas,
el dinero hace enemigos;
amistades destruidas.

Ser empleado es ser martillo,
herramienta reemplazable,
como un clavo o un tornillo,
el hombre ahora es desechable.

Desechó todos sus sueños,
los cambió por ambiciones,
le vendió el alma a sus dueños
y ya no canto canciones.

Convertido en un objeto
anhela ser un producto,
pues de aquel viejo sujeto
ya sólo queda un reducto.

La tierra no le hace mella
ni la capa cristalina
con que se lava la huella
de la bota de la mina.

Sólo queda la creencia
de que el trabajo ennoblece,
que le da al hombre la esencia
y su existencia embellece.



Talio




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