Cuando mi amor en tu corazón murió
un cielo ensangrentado llovió fuerte,
la lluvia carmesí pintó la muerte
sobre la sombra que mis ojos nubló.
La sangre se desbordó de las venas,
convirtió en nubarrones mis pestañas
dando a mis ojos visiones extrañas,
visiones destrozadas por las penas.
Mis ojos sangran sangre cristalina,
frágil, grácil, que se rompe vidriosa,
se rompe como se rompe mi prosa
volviéndose lírica alejandrina.
El poema con lágrimas se escribe,
y en una tormenta de sangre vive.
Talio
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