La lluvia en la ventana y en el suelo.
La lámpara de aceite de ballena.
El atigrado sembradío de avena.
El florete de un amistoso duelo.
El asombro se fue, se fue gritando.
El corazón sin luz iluminado.
La ilusión de que nada ha terminado.
La ansiedad de que nos están matando.
El olvido tiene casa en la historia
y la historia no es si no hay olvido.
Se forja el corazón en lo vivido
por otros corazones. La memoria
nos da y nos quita un poco de sentido.
Sin memoria sabe bien lo sabido.
Glauco
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