¡Qué tu paso me lleve a todos lados!
¡Qué tus piernas me bailen el camino!
¡Qué tu boca le dé a mí boca el vino!
¡Qué tus brazos protejan mis costados!
¡Qué tus dientes me muerdan a bocados!
¡Qué tus dedos dibujen mi destino!
¡Qué en tu ombligo se haga un remolino!
¡Qué tus muslos queden a mí anudados!
Son grandes los deseos de un jornalero
que acostumbrado a trabajar está;
son grandes los deseos de un hombre bueno.
En mi vida a tu vida la requiero
y en mi vida requiero más y más;
en mi vida eres rayo y yo soy trueno.
Glauco
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