Conviértense los rayos matutinos
en dunas que construyen el desierto;
es un farol inútil mi ojo abierto
y son mis párpados unos cretinos.
Ciérrase el horizonte de mis luces
con cada día más negro, más oscuro;
es un mal policía mi ojo perjuro:
me miente que veo santos y son cruces.
No perder la mirada es lo que espero,
que aunque mis ojos mueran yo te mire
con tanto sentimiento que te inspire.
No aspiro a ser tan sabio como Homero
que enseñaba el camino a todo griego,
sólo aspiro a poder ser un buen ciego.
Glauco
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