Me ha alcanzado la sombra, se ha pasado.
Se fue de largo en el sol medianero,
dejándome sin sombra, iluminado.
Llevose los colores del sendero
hacia una dimensión desconocida,
llevándome hacia un nuevo derrotero.
La sombra hubo quedado enmudecida,
sin voz, sin ruido, oculta en lo inefable
restándole sentido a la mía vida.
Ha vuéltose el olvido deleznable
abrazo de dolor y desconsuelo,
haciendo del recuerdo lo abrazable.
Disfruto la memoria con su vuelo
tranquilo como albatros planeador,
surcando las luces del alto cielo.
No hay vida que por vida viva amor,
ni muerte que por muerte se nos muera,
sólo hay un canto en boca del cantor
que calla hasta al rugido de la fiera.
La vida ya no importa, importa el canto
viviendo en la ocasión y en ella espera.
Canción en las memorias de mi llanto,
platícame del gozo y la alegría
escondidos en la vida, bajo el manto,
que olvida y canta en este nuevo día.
Glauco
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