Presentación

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viernes, 31 de enero de 2020

El jardinero

Érase de un jardinero
que iba por aquí y allá.
Iba en este mundo cruel
pensando en alimentar 
a los que son como él:
su esposa y su porvenir. 

Preguntábase sincero
el horario de comer
aunque no se preguntaba
si hoy lo podría hacer. 
Contábase su dinero
con el que habría de volver.

No hay tiempo para sufrir
cuando se sufre pobreza.
No hay tiempo para dormir
cuando a Cristo se le reza
por una vida feliz
librada de la dureza. 

¡Qué triste que el sufrimiento
sea parte de nuestra vida!
¡Más triste que el pensamiento
vuelva la prueba una herida! 
¡Que triste que el desaliento
sea el agua de cada día!

Si vendieramos los muertos
habría un poco de ganancia,
y no estaríamos expuestos
a prejuicios de vagancia.
Seríamos los mercaderes
de la alegría y de la gracia. 

Para que un bello jardín
sea un jardín bello en verdad
solo hay que dejar morir
la vida que Dios nos da.
¡Qué triste es vivir así,
muriendo y sin descansar! 

Pobres los hijos y padres,
pobres de uvas y sonrisas.
Pobres para hacer alarde
de sus hermosas camisas.
Pobres de lo que se sabe,
de conformarse con risa. 

No hay alegría en el dinero
y tampoco en la amistad.
Las cosas son lo que son
y no hay nada que agregar.
Tiene precio un corazón
y no podemos pagar. 

Puede decir el poeta 
que la alegría es para todos,
mas siempre será incompleta,
dolerá de todos modos. 
El poeta no consuela
a quien carece de oros. 

Tampoco es que al jardinero
le interese su dolor.
Vive y así es la vida.
Duele y así es Dios.
Más allá de tierra y cielo
aguarda el desgarrador

cansancio que no nos deja
pensar románticamente.
La tierra es alguien tan vieja
que nos mira morir siempre.
La tierra nunca se aleja
cuando las personas mueren. 

¿Para qué tanto pensar?
¿Para qué tanta respuesta?
¿Para qué tanto besar
si la boca estará muerta?
No causa ni consecuencia,
sólo estamos por estar. 

Con todo esto el jardinero
sabe que es mucho es sufrir,
sabe que siendo sincero,
de algo tiene que vivir,
y que teniendo dinero
también habrá de morir. 

Glauco

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