Presentación

Presentación

miércoles, 19 de febrero de 2020

¡Oh, mujer!

Sacaste de la tierra a la serpiente
llevándola en tu mano temblorosa;
hablaste de tus actos obedientes,
deseaste, desde abajo, la jugosa
manzana que marcaste con los dientes
y convidaste como buena esposa. 
Abajo está el deseo de las alturas.
En tu desobediencia hay mil dulzuras. 

Urgida por las voces destapaste
la caja de los males celadora;
sabiendo de sus males la cerraste
dejando ahí la esperanza destructora;
a expensas de las garras del desastre
la vida es la tragedia salvadora.
Adentro la esperanza causa males.
Afuera la esperanza hace caudales. 

Miraste la ventana con sus rayos,
heraldos de la gloria que caía
por mieles en tu vientre y tus desmayos
maternos de la tierra y la alegría. 
No viste un horizonte de soslayo
ante el dolor de tu hijo y su agonía. 
Ejemplo de divina devoción
lo contenido ahí en tu corazón. 

Mujer, varias mujeres, todas una,
trajeron el sentido a nuestra vida;
trajeron el deseo que trae hambruna,
trajeron esperanza, una salida,
trajeron salvación que desayuna;
trajeron vida que siempre es vivida.
Mujer que encierras todas las mujeres,
y en ellas llevas a todos los seres. 

Glauco

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