Presentación

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viernes, 5 de junio de 2020

Sacrificio

Quisiera no ser manos labradoras
de un futuro sobre un campo minado
con mil bombas voraces, destructoras.

Quisiera no poder ser recordado
como aquel que sembró la esperanzas
en un mundo muerto y desesperado. 

Morirán a la vida en alabanzas
sin saber que serán también villanos
sembradores de ilusas añoranzas. 

Vale más la comida de las manos
aunque mate de hambre a medio mundo,
aunque sea el alimento del engaño.

Que las minas vayan a lo profundo
dónde el hambre no alcance ni las coma
ni se exhiba al sembrador vagabundo.

Quisiera no ser pecado que toma
la bondad y la pone en otras mesas,
donde el bueno se muere y se desploma. 

El pecado devora las cabezas
de aquellos que no pecan ni hacen daño,
pues son quienes más sufren y más rezan.

Rezar no le sirve al hombre extraño
que sufre sin que nadie le dé nada,
sufrir no da metro a su tamaño. 

No hay honor en buscar la reservada
gloria de Dios padre y de Dios hijo,
pues la gloria en el pecado fue robada. 

Quisiera no desear el buen cobijo
de los hombres que claman santidad
buscando redención en cielo fijo. 

Yo no quiero ser un ángel guardián
para nadie, incluso para mí.
Sólo quiero ser nada y nada más. 

Ser el Hijo no vale si es aquí
dónde el Padre nos mata por igual
en la fiesta de aquel fuego de abril. 

Yo prefiero ser Judas, el del mal, 
el que todo le entrega al gran Señor
sin temer a ser ese gran traidor
que le dió a la esperanza libertad. 

Glauco

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