Presentación

Presentación

miércoles, 15 de julio de 2020

Estás aquí, Dios

Perdido
entre las luces cegadoras,
entre la tormenta
donde no hay habilidad que valga,
me encuentro.
Encuentro en tu presencia
un luciérnaga 
bailando
de lado a lado,
de un día a otro,
como las olas del mar,
como los besos
de quien saber amar
a todos. 

Voy por la vida
sintiendo el rocío de la mañana
y no entiendo 
por qué la mañana es bella
si acaba con la noche
y acaba con tu presencia,
me distrae de rezarte,
de decirte
te quiero.
Se va rápido con el sol del mediodía 
y con él llega
la tarde que me pide que no siga,
que me quede donde estoy
porque la noche está oscura. 

En la noche se ocultan
los amores,
se ocultan los malos
y las injusticias,
pero ahí entre tanto mal
estoy seguro,
estoy donde nadie puede verme
y solo tú
me guías,
me salvas,
me das más vida
como a Queequeg
que se repone y despierta. 

Quiero ser el arponero,
el salvaje
que no teme a la muerte
porque ha muerto,
el que sigue y no se empaña
con el rocío ni con la niebla
que suben con la mañana.
Que sepa el mundo
del hombre
y el hombre sepa del mundo. 
Uno y otro 
son lo que el otro y uno.
Estás en medio.
Estás ahí.
Estás aquí. 
Justo donde estoy perdido
viniste a perderte conmigo.
Ahora sácame de aquí. 
Llévanos lejos
del mar y del sol y del rocío. 
Llévanos a la vida 
y déjame ahí.
Vuelve por mis hermanos
que te esperan,
y si no esperan
enséñales a morir.
También es digna la muerte.


Glauco

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