Es fácil asegurar
que se tiene la razón,
basta con hacer presión
con nuestra forma de hablar
y nunca poder callar.
Decir que somos mejores,
echarnos laudes y flores,
es una trampa eficaz
para hacer que los demás
nos acepten superiores.
Sus gustos son muy corrientes,
sus conductas son vacías,
les hace falta una guía
para no ser indecentes,
vergonzosos e imprudentes.
La gente es muy ignorante,
creen que van hacia adelante
cuando la mera verdad,
la auténtica realidad,
su paso es irrelevante.
Nada es como aparece
en los círculos sociales,
de allí nos vienen los males
y nuestros prejuicios crecen.
Toda la gente adolece
de una luz que no se enciende.
La sociedad no comprende
lo que se debe cambiar.
Sé que deberían pensar
pero la gente no entiende.
Y si no entiende la gente
¿qué nos hace suponer
que algún día habrán de entender?
Hay que ser muy insolente
para creerse diferente.
Le pasa al pobre y al rico:
no saben cerrar el pico
y quieren cambiar las cosas.
Sus razones vergonzosas:
berrinches de niño chico.
Glauco
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