Presentación

Presentación

miércoles, 28 de julio de 2021

Elegía a Marlon Ortiz Dagio

 
Sin poder ver tu rostro te me fuiste
y te me fuiste para no volver.
¿Dime en qué cielo extraño te escondiste? 

¿En dónde habrá de verte tu mujer
si con cada remanso de memoria
sabrá lo que es dolor y no placer? 

Formamos juntos una breve historia,
y de los dos tú fuiste más feliz.
Desde antes de irte estabas en la gloria. 

Y hoy tengo en mi mirada un cielo gris
porque debí enterarme de tu muerte;
tengo el sabor amargo del anís

que finge al embriagarse el hombre fuerte;
pero ya no te tengo en esta tierra
que poco a poco en garra se convierte. 

Tu ausencia a los dolores me destierra,
me sume en el aroma de las penas
y junto a mis heridas va y me encierra. 

Enciérrame el callar de las sirenas,
de ángeles y sopranos y tenores
que cantan a los frutos de tus venas. 

Hoy eres uno más de mis dolores. 
Eres de mi dolor el más reciente,
dolor que no acaba en un mar de flores. 

Mis memorias de ti son recipiente
de todas estas lágrimas acuosas
que no me hacen más sabio ni valiente. 

Quisiera ir y decirte tantas cosas
que no pude decirte cada día
por todas esas riñas tan graciosas

de nuestra convivencia en alegría. 
Decirte que en verdad fuiste mi amigo,
y que entre tantas bromas te quería,

que en tu lealtad hallé un grandioso abrigo,
que en tu compañerismo hallé consuelo;
que en tu vivir, del bien yo fui testigo. 

La muerte te ha cubierto con su velo,
y tú a la vida, de bien, la cubriste
como cubre la nube al alto cielo. 

¿Dime en qué cielo extraño te escondiste
para poder buscarte en cada canto,
en cada rezo, en cada noche triste,
donde claree mi vista con el llanto? 

Y aunque es muy cierto que la muerte existe,
es cierto que en amor morimos menos. 
Y todo lo que no dije y no dijiste
ya nunca, nunca, lo platicaremos. 

Glauco

No hay comentarios:

Publicar un comentario