Sé muy poco sobre el llanto.
Lo confundo con cristales,
con agua de manantiales.
Pienso que es un adelanto
de la vida y su quebranto.
Yo no sé lo que se siente
cuando se rompe la fuente
de todo nuestro sentir.
Yo no sé lo que es vivir
juntos pasado y presente.
Entiendo que la tristeza
nubla el juicio y la visión,
mas no nubla el corazón
que engalana su corteza
con la nítida belleza
de la raíz de lo humano.
El hombre se da la mano
y el llanto le pesa menos.
En los hombres que son buenos
el llanto nunca es en vano.
También sé que los corajes
hacen del llanto una fiera
que atada se desespera;
son caballos sin herrajes;
Calibán sin sus ropajes;
lágrimas de la tormenta.
Pero la tormenta acaba
y de aquella fiera brava
queda un bestiario dormido,
y todo lo que ha dolido
con el llanto se deslava.
Y dicen que de alegría
también se puede llorar,
dicen que basta mirar
cómo va naciendo el día
para que el llanto se ría.
Pero el llanto, llanto es,
sea derecho o sea reves.
Yo de llanto sé muy poco,
sólo soy un hombre loco
que llora hoy y no después.
Glauco
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