En el repiquetear de la avellana
que choca contra el árbol en lo alto
se siente aquella fuerza en el asfalto
llamándole hacia abajo en la mañana.
La pluma se mantiene suspendida,
ingrávida, danzante y misionera,
parece cual si el viento presintiera
que si ella cae, él perdería la vida.
Ajeno a la burbuja algo contiene
su forma, sus colores, su destino,
hace que todo caiga en el camino
y lo que arriba va, hacia abajo viene.
No sé cómo hay quien cree que la verdad
no es una, si es como la gravedad.
Glauco
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