Deja pasar los rayos la cortina
como hacen los oídos con las notas.
Saben los rayos que las almas rotas
captan la melodía que no termina.
Una vara de luz delgada y fina
se vuelve miles de ojos en las gotas.
Allá en las cóncavas pompas remotas
se arrulla la necesidad dañina.
La luz entre lo oscuro se escabulle,
porque lo oscuro en sí la necesita.
No es el aislamiento al eremita
lo mismo que la nada al que destruye.
Tenemos la necesidad del mundo,
no importa que se olvide en un segundo.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario