Perdido en los misterios de Aladino,
Sinbad, y Shahriar y Sherezada,
me encuentro como piedra en el camino
en una historia protagonizada
por otro que no es yo. Yo me conmino
a ver a quien no es blandir su espada.
Con Argos, con Orfeo y con Berganza,
miro pasar de cerca a las hormigas
de las que no nos habla Sancho Panza,
ni Augusto ni Odiseo; miro las migas
de algún relato que sin alabanza
excluye hormigas, césped y boñigas.
De todas las historias en el mundo
es más hermosa la que no es contada
que la que sí. El silencio es más profundo
y en él toda belleza se halla atada.
El mundo es un lugar ciego y fecundo
tal como Shahriar y Sherezada.
Glauco
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