del pélida y la astucia del viajero,
dime, para que cantes, ¿qué requiero?,
¿qué sabes? y ¿qué, nunca, me contaste?
¿Cantaste la mordida del pecado
de Adán? ¿De la esperanza de Pandora?
¿Cantaste los destellos de la aurora?
¿Cantaste las desdichas del estado?
Oh, musa, que cantaste lo inefable,
dime cómo lograste que tu canto
cantara los momentos del encanto
del mundo en ese mito irrenunciable;
el mito en las palabras construido
que canta lo que todos han vivido.
Glauco
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