Presentación

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jueves, 7 de agosto de 2025

El custodio

Cincuenta ojos cerrados y cincuenta
abiertos fueron causa de su muerte
tras una vida vigilando inerte
a un dios que del placer hacía tormenta. 

¿Era él quien vigilaba vigilantes? 
Quizás, de esa desgracia, él era dueño:
de no tener acceso nunca al sueño
sin ver que no se duermen los amantes. 

Por eso el Dios mandó a su mensajero
para matarlo y dando pasos largos
llegó y lo presentó ante Canserbero.

Los cien ojos se hicieron cien amargos
recuerdos en el ser del heredero
real que continuó el destino de Argos.

Glauco

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