en contra de tus dedos
que el de mis dedos mudos
diciéndoles los credos
de silencios desnudos,
de bailes y de enredos.
No tengo una sonrisa
que vuelva la tormenta
en caricia de brisa
para que te des cuenta
de la energía precisa
de amar siete y setenta.
Tengo muy pocas cosas
para poder decir,
decirte, las hermosas
genistas que en vivir
me siembras: tus valiosas
ganas de no sufrir.
Glauco
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