Siempre que ocurre una ofensa
el ofendido es sediento
de justicia o del violento
impulso que vuelve inmensa
la pasión y allí comienza
la confusión. ¿Qué esperanza,
qué bienestar, qué alabanza,
traen consigo los perjuicios?
No sabemos hacer juicios
entre justicia y venganza.
Glauco
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