El poema sorpresivo,
el que quema la escritura,
en las pasiones perdura.
El poema está cautivo
y así se mantiene vivo,
está lleno de lectores,
de atardeceres y albores…
El poema incandescente
hace que el alma reviente
en los múltiples amores.
En los múltiples amores
los hombres se van muriendo.
Los lamentos van creciendo
igual que crecen las flores,
los hongos y los vapores.
Somos lectores en ruina,
lectura que no termina
y leemos vida entera.
No hay persona que no quiera
saber por dónde camina
Glauco
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