más viva, más auténtica y más tierna,
aquella en que germina un alma eterna
que no sabe las rutas de la nada.
Desprecios, vejaciones y pecados
el monstruo ha vuelto parte de su aliño;
es muerte que jamás matará a un niño,
soplido que jamás pisó los prados.
De John Milton, de Göethe y de Plutarco
y muchos otros más se nutre el alma
de aquel que ve matar como una calma.
Él anda con nosotros este barco,
navega con su amor la vida dura;
va en busca del perdón esa creatura.
Glauco
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