Con los alientos del sur
las palabras apacientan,
beben del color azul
y en el norte se calientan.
Dicen que sienten amor,
y con él el mundo entero,
es sentir nacer el sol
en un verbo mañanero.
Sueñan con andar la mar
como Ahab, como Odiseo,
con el mal del animal
y el fuego de Prometeo.
Los vientos hacen crecer
las palabras, los intentos;
se alimentan de la miel
del sur y de sus alientos.
Glauco
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