Presentación

Presentación

lunes, 16 de diciembre de 2019

Los eruditos

Decir gracias y de nada,
mantener la compostura,
tener modales de altura,
es muy de gente educada.
Ellos saben de la Ilíada
y de las obras de Dante,
y con un tono galante
recitan a Segismundo
cuyos sueños son el mundo;
son gente muy elegante. 

Saben de Alonso Quijano
y de pasteurización,
son dueños de la razón,
del conocimiento humano.
Saben estrechar la mano
y utilizar los cubiertos.
Tienen los ojos abiertos
ante cualquier circunstancia,
manteniendo la elegancia
hasta enterrando a sus muertos. 

Son ejemplo de recato
y catadores de vino.
No roban como Aladino
para ser del califato.
Saben dar el mejor trato
a todos los que conocen,
se cubren bien cuando tosen
y también los estornudos.
No osan andar desnudos
ni permiten que los rocen. 

Así son los caballeros,
así son también las damas,
no hacen espasmos ni dramas;
asertivos y sinceros
van por muchos derroteros.
Nunca se expresan a gritos
ni hacen eventos fortuitos.
Y entre todo lo que saben
sus pretensiones no caben
para llamarse eruditos. 

Glauco

domingo, 15 de diciembre de 2019

Enamoramiento

Se te mira en los ojos cuando miran
una serie de luces parpadeantes
que de chicas pasan a ser gigantes
(gotas que en el ancho mar suspiran).

Si pudieras no actuar frente al espejo
notarías esas luces que deslumbran.
Esas luces en tu mirar se encumbran
haciendo en tus pestañas un festejo. 

Y así como se encienden se sofocan,
dejando enajenadas las miradas
en una oscuridad muy delicada. 

Los ojos en el ancho mar se arrojan,
sin miedo a que se puedan perder.
Perdidos se volverán a encender. 

Glauco

sábado, 14 de diciembre de 2019

El eco de los celos

Llevando en el fuego ego
repleto de llamas, amas
el desasosiego ciego
que en el llanto clama lama. 

Tus dolores lloras, oras 
para que te mate, ate 
el llanto que lloras. Horas
de enorme tristeza, esa

vida apoquinada. Nada
contiene el sentido ido
en gran desbancada. Cada
paso en tu camino mino. 

Acabo y estallo, tallo
en tu sufrimiento, miento
luego te desmayo. Hallo
tu nombre violento lento. 

Glauco

jueves, 12 de diciembre de 2019

El idioma de la palabra

¡Qué exista una palabra de todas las palabras! 
¡Qué el sólo pronunciarla incendie y apacigüe
las almas de los tiempos! ¡Qué una boca se abra
como un abismo eterno que todos atestigüen! 

¡Qué en esa boca nazcan los cuervos y las zorras,
todas sus desventuras, todas sus moralejas! 
¡Qué el tiempo se detenga, también qué el tiempo corra
rompiendo las cadenas, destruyendo las rejas! 

Una palabra, un mundo, en el vientre divino,
se gestan cada día y nacen de las lenguas
de pájaros y humanos como risas y trinos,
quemando el viejo mundo, haciendo nuevas treguas.

Se hacen todas las olas, cadenas de oraciones,
y suben, hierven solas, hasta lo más profundo
del mágico universo hambriento de pasiones:
jardín de lo prohibido, Edén de lo rotundo. 

Un lobo habla a la luna y un rayo habla a la tierra,
reprensión y lamento hacen de lo imposible
la realidad posible que a la lengua se aferra,
lengua de luna y tierra que roza lo decible. 

Rocas hablan de balas hablando de matanzas,
ambas cosas se lanzan por cielos de lo dicho,
las palabras son guerra donde la paz descansa,
son santas las palabras, rocas que hacen su nicho.

Un silbido que suena en el eterno eco
choca con las montañas del paisaje de Dios.
Dios nos ha dado todo, incluso nos dió un hueco
para darle sentido con palabras de amor. 

¡Qué el todo se haga uno cuando su boca habla!
¡Qué hable la primavera con el sol del verano! 
¡Qué el encanto nos cubra con una eterna alba! 
¡Qué nos dé la palabra lo divino y lo humano! 

Glauco